CORRUPCIÓN, IMPUNIDAD Y CINISMO
Una de las razones por las que López Obrador ganó la elección presidencial y, una de sus principales promesas de campaña, fue combatir la corrupción.
El presidente Peña Nieto llegó a afirmar que la corrupción es un problema sistémico en nuestro país, y ante la crisis que se vivió en su gobierno, aunado a una presión de la sociedad civil, se diseñó un Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), el cual, pretendía atacar este mal de manera institucional, coordinada y evitando, quizá el peor resultado de la corrupción: la impunidad.
Desafortunadamente, AMLO desmanteló el SNA y fincó su estrategia en su ejemplo moral, aseverando que “las escaleras se barrerían de arriba hacia abajo” y que si el Presidente ya no robaba, tampoco lo haría su gabinete, ni los gobernadores, ni ningún político.
A casi 6 años, la corrupción sigue presente, la impunidad prevalece y el cinismo de la clase gobernante, de negar cualquier hecho, por probable y obvio que sea, se ha normalizado.
Hemos atestiguado como familiares del presidente, se ven envueltos en casos de nepotismo, cohecho, tráfico de influencias, y varios delitos más, los cuales han sido denunciados y evidenciados en medios de comunicación, sin que haya pasado absolutamente nada.
El caso mas ostentoso de corrupción es el caso Segalmex, en el que se desviaron más de 12 mil millones de pesos, los cuales siguen sin aparecer, y los titulares responsables gozan de total impunidad.
Pero, quizá, el caso más emblemático de corrupción de este sexenio, es el que representan los hijos del presidente, los cuales se han visto inmersos en irregularidades de contratos multimillonarios en el sector energético, el tren maya, Dos Bocas, la compra de medicinas y varios más.
Podemos agregar decenas de escándalos más, las cuentas en paraísos fiscales de la familia de Claudia Sheinbaum, las mansiones de Rocío Nahle, los desvíos en el IMSS Bienestar, los nexos de Morena con huachicoleros, los negocios de Bartlett, y un largo y condenable etcétera.
La respuesta de AMLO y ahora de la candidata presidencial de Morena, Sheinbaum, cuando se les cuestiona sobre tanta corrupción, es que se presenten las denuncias correspondientes.
Sin embargo, la Secretaría de la Función Pública no ha investigado y mucho menos ha sancionado alguno de los casos relevantes de corrupción denunciados, y la FGR ha sido completamente omisa, con un fiscal ausente y el Presidente teniendo control de un organismo que necesariamente debiera ser autónomo.
Este sexenio concluye como un gobierno corrupto, donde la impunidad imperó y el cinismo se volvió parte del estilo personal de gobernar, por eso, millones de mexicanos no volverán a votar por ellos.