Tras la jornada electoral histórica vivida este pasado 2 de junio, es momento de hacer un alto, reflexionar y dejar a un lado las filias y creencias partidistas.
Creo que no podía ser sino una mujer, la encargada de la reconstrucción de nuestro muy afectado país.
Doctora Sheinbaum: espero de todo corazón que, a diferencia de quien será su antecesor, usted gobierne no para chairos ni fifís, sino para las mexicanas y los mexicanos. Ruego por que logre conciliar a una nación dividida, herida, lastimada, ensangrentada… Que consiga unir a un país que se confronta entre hermanos.
Ojalá que recapacite y castigue a los delincuentes, no los abrace. Que no se deje llevar por el impulso de repulsión a sus opositores; sepa que todos buscamos el bien para el país. Si a usted y a nosotros nos va bien, a México igual.
Le deseo, doctora, que entienda que una nación crece y se enriquece cuando tiene educación, cuando se respeta la ley, cuando se puede transitar libremente por sus carreteras, cuando se puede no coincidir en pensamiento, pero se respeta la diferencia de opinión.
Quiero, doctora, que honre a los millones de mexicanos que le dieron su voto; y a los que no, nos demuestre que estábamos equivocados y que usted llegó realmente a transformar para bien el país.
Anhelo que sepa llevar con responsabilidad el inmenso, quizás inédito, poder que tendrán usted y los suyos al tener gobernados 24 estados, la mayoría en las cámaras del Congreso de la Unión y en los congresos locales.
Es momento de estar unidos, que llevamos casi seis años confrontados, movidos por la rabia, el encono, el resentimiento y el odio.
Es por México… es por nosotros.
MT