La incorporación de México al tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá trajo consigo la apertura comercial en la que llegaron las primeras maquiladoras y empresas que buscaban mano de obra barata para realizar su cadena productiva; no obstante, el avance de otros mercados trajo consigo la mudanza de estas empresas a aquellos países que ofrecían mayores ventajas.
Sin embargo, la pandemia de la COVID-19 y el conflicto comercial entre Estados Unidos y China hizo que se reformulara la ecuación comercial en la que se pasó del ‘offshoring’ al ‘nearshoring’, del cual México, al estar cerca de Estados Unidos, se convierte en un potencial receptor y beneficiario de la relocalización de las empresas.
Esto es una ventaja para nuestro país si es que se establecen las condiciones necesarias para todos los involucrados.
Por ello, será importante que las pequeñas empresas, potenciales proveedoras de las empresas que se muden a la región, estén a la vanguardia para integrarse a la cadena productiva y con ello potenciar el desarrollo económico. El reto no es menor, pero se tiene que iniciar si se busca la competitividad.