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Constructor mexicano participará con motocicleta única en campeonato de Alemania

Carlos Adrián Montaño describe su vehículo como una motocicleta de corte deportivo, estilo naked, o sea que no tiene tapas que cubran el motor a los lados

Carlos Adrián Montaño describe su vehículo como una motocicleta de corte deportivo, estilo naked, o sea que no tiene tapas que cubran el motor a los lados

Desde la niñez, Carlos Adrián Montaño Hurtado tuvo la inquietud de transformar sus juguetes, con el propósito de darles otra forma u otro uso. Recuerda que con un teléfono viejo fabricó unos audífonos y con el pequeño motor de un aparato acondicionó un carrito eléctrico.

En 1997, antes de egresar del Bachillerato Técnico 2 de la Universidad de Colima en el área de Mecánica Automotriz, compró su primera motocicleta, marca Islo modelo 1971, con el deseo de hacerle modificaciones. Con base en una revista española especializada en ese sector y con un taladro y unas brocas, empezó su cometido.

Le hizo algunos orificios y cambió puntos de apoyo en la suspensión trasera para experimentar lo aprendido en su carrera técnica, aprovechando que algunos de sus tíos tienen un taller de torno y soldadura, quienes lo apoyaron en ese proyecto. Después estudió la carrera de diseño artesanal, donde antes de concluir ya había montado un pequeño taller de elaboración de accesorios para motocicletas, con el que en 2001 ganó el Premio Estatal de la Juventud en el área de actividades productivas.

Actualmente, después de siete intentos a lo largo de 15 años de exploración y esfuerzos, Carlos Adrián logró construir una motocicleta —basada en un diseño propio— con la que en octubre próximo participará en el Campeonato Mundial de Constructores de Motos Custom, que se realizará en la ciudad de Colonia, Alemania, competencia en la que ningún mexicano ha participado hasta ahora.

Carlos Adrián Montaño describe su vehículo como una motocicleta de corte deportivo, estilo naked, o sea que no tiene tapas que cubran el motor a los lados, además de que el conductor montado puede ver la cabeza del motor y se aprecia la suspensión delantera desde atrás, porque hay un hueco entre el motor y el telescopio de la dirección delantera.

“Desde un principio había pensado así la moto, pero no lo lograba, me quedaba chueca, pero con todos los esquemas de referencia la pude dejar correctamente alineada. Está construida con acero inoxidable, son tubos curvos, es una forma sinuosa, continua, que a primera vista da la sensación de agilidad, de velocidad, de que es un ave flotando al ras del suelo”, explica.

Su funcionamiento es similar al de cualquier motocicleta, aunque la diferencia es la apariencia, la sensación que produce. De acuerdo con Carlos Adrián, lo que más busca el mercado de este tipo de automotores es la diferenciación con base en modificaciones o productos exclusivos, pero en este caso se trata de una pieza de autor, lo que le da un sobrevalor, pues se trata de una motocicleta única, por lo que una vez participando en el campeonato va a tener un valor estimativo muy alto y se va a vender al mejor postor.

Lo interesante de todo esto para el público, dice, “es la motocicleta, su belleza estética y la propuesta irreverente que estoy haciendo respecto a la forma, porque no tiene tanque de gasolina como lo conocemos, sino que dentro de los tubos va el combustible, además de que son tubos curvos de dos pulgadas y tienen una simetría perfecta”.

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