Desintegración, por Vladimir Ponce

Uno de los puntos sociales más importantes para vivir en comunidad es el asunto de la unión de sus miembros, ya que de esa unión dependerá la transformación de sus vidas como grupo; por lo general, el ideal de una forma de vida tiene como objetivo principal la sana convivencia y el respeto, y hablar de los elementos de respeto posiblemente será un asunto subjetivo, ya que dependerá de la percepción que determinado sujeto tenga de su existencia, según sus costumbres y la educación recibida en los primeros años de su vida en el hogar.

¿Qué es lo que divide a las sociedades? Como primer punto, nos situamos en las índoles de las creencias, será muy difícil que un individuo pueda aceptar ideas o pensamientos diferentes a los que definen su realidad, ya que ellas le manifiestan seguridad y, de alguna forma, hasta sentido a su vida, vivir en el mundo de lo dogmático implica de alguna manera cierta objetividad, pero ella misma también al mantener el mismo método, estará cargada de ignorancia e intolerancia, y así un cristiano nunca escuchará a un musulmán, un musulmán no escuchará a un judío, y un judío tampoco dará atención a un hindú. El asunto de las creencias es, sin duda, el primer punto de separación entre los miembros de una sociedad.

Otro de los puntos son, sin duda, los elementos de las ideologías, las cuales tienen su génesis probablemente en la época de la vida en el que la educación ya no solo se presenta en las costumbres de la organización familiar, sino cuando el individuo ya ingirió ideas provenientes de diversos autores, ideas que de alguna manera movieron el interior del sujeto, y de allí que éste las adopte como estandarte intelectual, moral y de forma de vida, y con ello la alta posibilidad de segregar a los que sean diferentes, ya no solo en creencias, sino también en ideología; ahora ¿es un asunto de la naturaleza humana acrecentar las diferencias?, ¿es asunto de los seres humanos alejar lo que se revele diferente?

La pregunta está en el aire, pero en lo concerniente a lo práctico de sus acciones, son las formas de vida tan diversas las que generan desunión entre los seres humanos, ¿es esto correcto? Para muchos, los cambios se generan por la unión de individuos que mantienen una forma de pensamiento similar, y son estos grupos los que generan las grandes revoluciones sociales y científicas, es decir, los sujetos que mantienen una misma ideología o creencia son más propensos a trabajar por ese bien común y lograrlo; podemos encontrar varios ejemplos de ello en la historia, caso del triunfo del marxismo-leninismo en Rusia, el Nacional Socialista en Alemania y el Ateneo de la Juventud en México.

¿Son necesarias tales diferencias? Parece ser que sí, lo que no es necesario es esa intolerancia de las que se acompañan. La falta de respeto por el pensamiento y forma de vida diferente genera diversos grados de violencia, caso de los ataques a homosexuales, ataques textuales como: “este hogar es católico, no se acepta…”, que podría significar no querer escuchar nada nuevo y diferente, lo que probablemente transportará el individuo de ese hogar católico a una situación similar a la edad media o a la Santa Inquisición.

Lo que sí parece ser verdad, es la cuestión de la desintegración y separación que viven día a día millones de seres humanos, de allí probablemente el éxito de los modernos celulares y ‘tablets’, en los cuales los individuos encontrarán una forma digital e irreal de aceptación y unión, en donde se puede ser ‘amigo’ de quien sea, sin importar en qué parte del mundo se encuentre, un universo de información en donde no importará la integración o la desintegración. Pero no se debe olvidar, si es que se quiere trabajar en un cambio individual y social en el trabajo con uno mismo, en las pretensiones personales, considerando las de los demás, en los objetivos propios y de los otros. En el simple, pero fundamental respeto.

Vladimir Ponce
vladimirponce102
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