¿Es Corregidora una ciudad?
La interrogante me asaltó de pronto al cruzar, por Paseo Constituyentes, el controvertido anuncio luminoso que fija ahí los límites de la capital queretana con el municipio conurbado de Corregidora.
El anuncio viene a desvelar esa eterna duda, esa pregunta silenciosa que los habitantes de estas tierras hemos tenido desde siempre, y que de hecho fue resuelta de manera jurídica no hace mucho ayeres: la invisible línea que separa un municipio del otro.
Pese a ser municipio desde 1939, los queretanos de antaño tuvieron siempre como referencia a El Pueblito, y no a Corregidora, como ese emblemático lugar donde se asienta el santuario que da cobijo a la más venerada de sus imágenes religiosas.
Antaño, El Pueblito, que un día se llamó San Francisco Galileo, distaba lo suficiente de la ciudad de Querétaro como para considerarlo una comunidad retirada, a la que había que llegar por la carretera a Celaya, o alcanzarla tras una jornada de al menos una hora de caminata, desde el hotel El Jacal, o el Club Campestre, últimas edificaciones del poniente citadino.
Pero El Pueblito, convertido con sus alrededores en el municipio de Corregidora, en franca alusión a doña Josefa Ortiz de Domínguez –que no fue nunca, por cierto, corregidora-, fue siendo invadido por las galopantes construcciones de la capital queretana hasta hacerse una sola mancha urbana cuyos límites no estuvieron exentos de discusión.
Desde aquellos lejanos tiempos en que don Pompeyo Herrera se convirtió en el primer presidente municipal del lugar, han pasado muchas cosas, entre las que destaca la sorpresa de que el cerro colindante a El Pueblito escondiera en sus entrañas una pirámide del centro ceremonial prehispánico más importante de los amplios alrededores.
Y se volvió uno con Querétaro, siendo parte medular de su desarrollo, de su vivienda y de sus servicios.
Por todo ello me cuesta trabajo considerarla ciudad, aunque en estricto sentido, sobre todo por su población, así seguramente puede ser nombrada: la ciudad de Corregidora. Incluso está hermanada ya como tal a ciudades como Santa Clara, en Cuba; Apaseo el Alto, en Guanajuato; o Mucuspana, en Tabasco.
El letrero luminoso sobre Paseo Constituyentes así lo establece: se incursiona en Corregidora, ciudad de paz. Esa paz que antes podíamos disfrutar mientras caminábamos, paso a paso, rumbo a la casa de la imagen de madera que un día talló Fray Sebastián Gallegos y que tan medularmente ha sido siempre parte de los queretanos.
Y su cabecera, nombrada otrora San Francisco Galileo o El Pueblito, es hoy Villa Corregidora, a decir de la información oficial que sobre el municipio existe. En sus calles, todavía y para extrañeza de los muchos nuevos habitantes del contorno, subsiste el paseo del buey, y los cuetes que anuncian el paso de la Virgen desperezan los domingos de paz.
Por: Manuel Naredo