La violencia, el desempleo, el papel de la mujer, hacen que funciones básicas de la familia se estén desplazando hacia ámbitos externos, tanto en la dimensión socializadora como en la protectora. Se incorporan nuevas funciones para la familia, ya que cada vez más se alargan las decisiones de los jóvenes en cuanto a la partida del hogar, aumenta la esperanza de vida de las personas mayores, se incrementan las enfermedades crónico degenerativas y se convive con un familiar que padece discapacidad adquirida o trastorno mental. Se ha llevado a cabo una modificación del tradicional espacio social ocupado por la mujer, proyectándola hacia los espacios públicos, sean éstos tanto de participación social, como política o económica. Por ello el reajuste en los compromisos dentro del hogar que deben asumir los diferentes miembros de la familia, ya sean niños, niñas, adolescentes, adultos y ancianos.