Por otra parte, la reforma es altamente regresiva e inequitativa, pues las numerosas personas que en México tienen que autoemplearse para vivir y carecen por tanto de seguridad social, como es el caso de agentes, vendedores y comisionistas que trabajan por su cuenta, profesionistas y arrendador con bajos ingresos, personas de la tercera edad que viven de sus escasos intereses, seguirán teniendo como tope de deducción para sus gastos médicos y hospitalarios el equivalente al 10% de su salario; es decir, estas personas que ganan entre 30 mil y 100 mil pesos anuales y que además carecen de seguridad social, no podrán deducir más que el 10% de sus exiguos sueldos, aun cuando tengan que afrontar directamente los gastos por enfermedad. En cambio, los trabajadores, ejecutivos o servidores públicos que obtengan altos sueldos o que incluso tengan otros ingresos por renta, intereses, etc, podrán ir con médicos privados o atenderse en hospitales privados deduciendo el total de sus gastos.