“Somos gente de orden, pero de un orden diferente”. Juan Carlos Monedero.
‘Podemos’ es un partido emergente español. Una fuerza inusitada política que, bebiendo de la fuente del movimiento de los ‘Indignados’, ha roto el tradicional monopolio PP (antes Alianza Popular)-PSOE de la política española desde la muerte de Franco. Con posibilidades reales de formar parte de una coalición en el poder (o de definir quien lo detentará) después de las elecciones del 20 de diciembre, uno de sus fundadores, Juan Carlos Monedero, estuvo en México para impartir dos conferencias, la primera denominada “¿Cómo imaginar un país?: la construcción colectiva de un proyecto de nación”; de esta plática mi artículo es un resumen.
Monedero, académico metido a la acción política, estuvo acompañado por figuras como Porfirio Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro Encinas; la asistencia al Museo de Arte Popular en el D.F. daba cuenta de la atracción que “Podemos” y el conferenciante generan en distintos estratos tanto sociales como de edad. El recibimiento, de estrella de rock, a lo que ayudaba la vestimenta desenfadada y el énfasis apasionado del político-politólogo español.
El fundador de este partido-movimiento fue muy claro. No se trata de exportar sin más el exitoso modelo de su institución, tampoco aceptó la responsabilidad de pontificar acerca de lo que debe hacerse en nuestro país. Compartió su experiencia e ideas más como si ofreciera un método posible que como la respuesta única a la hipotética pregunta de qué hacer en México con la política.
Afirmó que ‘Podemos’ partió de asumir la derrota de la izquierda en España y Europa. Reconocieron que el modelo neoliberal se había enraizado de tal forma en la mente de las personas hasta convertirse en sentido común, en reacción natural. Frente a esta situación, reivindicaron la necesidad de presentar un modelo opuesto y posible al que, en su concepción, se extendía por el mundo desde el golpe de Pinochet en 1973.
Este modelo, continuó el expositor, ha aumentado el miedo en la sociedad al considerar lo siguiente: el mundo se ha mercantilizado, lo que genera temor a la precarización laboral; miedo por la vida en ciudades muy grandes en las que estamos aislados como personas; temor por vivir endeudados tanto las personas como los países, miedo a un lenguaje político-tecnocrático que oculta las necesidades realas mediante la manipulación de los términos. En este marco describió el caso de Grecia y las medidas draconianas impuestas por sus acreedores, como un castigo que busca ejemplificar, evitando así que otros países escojan caminos alternativos.
Otro elemento de la lectura de la realidad mundial hecha por Monedero consiste en la necesidad de hacer una relectura radicalmente distinta de la izquierda. Cambiar las preguntas. No creer que exista un único sujeto revolucionario, considerando como tal a la clase obrera, cuando existen otros sujetes como mujeres, estudiantes, católicos de base, etc. También criticó la idea de estatalizar todos los medios de producción; y planteó la paradoja de izquierdas que consiguen gobernar y pasar a buena parte del proletariado a la clase media, que entonces al ascender deja de votar a su favor.
Todo lo anterior obliga a repensar la situación de la izquierda, partiendo de la existencia de un momento de crisis; para transformar el estado de cosas, es necesario reinterpretarlo, y empezar a ver lo que no se estaba observando, cuestionando así las certezas asumidas. El proceso de aprendizaje deben hacerlo los jóvenes frente al respeto de los mayores, quienes después deben compartir sus experiencias, aciertos y errores.
Son varias las luchas a dar:
- Contra los miedos. La transformación sólo es posible si la gente se emociona con nuevos programas, con la discusión pública de los temas que son la esencia de la política.
- Contra la mayoría silenciosa. A fin de convencerla de la posibilidad de un cambio, de que el neoliberalismo no es el único camino posible.
- Contra nosotros mismos, que nos impiden construir las cosas de manera diferente. No discutir desde posiciones teóricas; antes bien, anclar el intercambio de ideas en asuntos reales, en necesidades concretas de la gente sobre la que pueda construirse el consenso.
Expuso Monedero dos ideas que van a contrapelo de la creencia política común en México. Primero, que no es necesaria la unión de la izquierda para ganar elecciones; no se pueden unir los que quieren discutir temas prácticos con los que se quedan en el mundo de las idea, los que quieren un cambio en las formas y quienes buscan ajustes de fondo. Segundo, la necesidad de cambiar el discurso izquierda-derecha por uno arriba-abajo, que supere las contradicciones añejas que el primero dicotomía lleva.
Sin duda interesantes sus ideas. El fenómeno de ‘Podemos’ en España merece la mayor de nuestras atenciones, no porque pueda repetirse en México, sino por que presenta una nueva manera de entender la política. Buscan el orden, pero otro orden.
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Por:Luis Octavio Vado