YO SOY. La segunda condición de resiliencia es la fortaleza interior de la persona. ¿Me considero alguien seguro de sí mismo, optimista y confiado?, ¿me hago responsable de mis propias acciones?, ¿logro aquello que me propongo y hago planes para el futuro? Cuenta, por ejemplo, Alvarenga: “[Cada mañana] me imaginaba que iba recorriendo el mundo; lograba así convencerme de que algo estaba haciendo, en vez de quedarme sentado, pensando que me iba a morir”.