Logo Al Dialogo
Logo Al Dialogo

Estamos a unos días de una de las más grandes celebraciones de la humanidad: el nacimiento de Cristo, el Dios hecho hombre, el Dios que nació pobre y humilde en un portal en Belén de Judá, según las escrituras, cumpliendo así las profecías que señalaban este acontecimiento. Este hecho que en la actualidad parece desapercibido … Leer más

20 de diciembre 2015

Estamos a unos días de una de las más grandes celebraciones de la humanidad: el nacimiento de Cristo, el Dios hecho hombre, el Dios que nació pobre y humilde en un portal en Belén de Judá, según las escrituras, cumpliendo así las profecías que señalaban este acontecimiento. Este hecho que en la actualidad parece desapercibido y pareciera, más bien, que el utilizar la palabra ‘Navidad’ nos referimos a compras, a gastos, a comidas, etc., etc., etc., pero sin embargo el acontecimiento va más allá de estas últimas consideraciones.

Para los que somos cristianos, nosotros no festejamos propiamente el hecho histórico del nacimiento de Jesús, ya que históricamente no se sabe la fecha exacta de este acontecimiento; aunque se tienen datos muy precisos como los que se mencionan en la llamada Calenda de Navidad, que es una narración muy antigua del nacimiento de Cristo y que no se encuentra en los evangelios, pero que nos sitúa en las circunstancias en las cuales se originó el acontecimiento que hago referencia; dicho texto dice lo siguiente:

25 de diciembre. Luna 29. Habían pasado muchos siglos desde que Dios creara el cielo y la tierra e hiciera al hombre a su imagen. Todavía después de muchos siglos, desde que cesara el diluvio y el Altísimo hiciera resplandecer en el cielo el arcoíris, como signo de paz y de alianza. Veinte siglos después del nacimiento de Abrahán, nuestro Padre. Trece siglos más tarde que el pueblo de Israel, conducido por Moisés, saliera de Egipto. Cerca de mil años, después de la unción de David como Rey. En la semana sesenta y cinco, según la profecía de Daniel. En la Olimpíada ciento noventa y cuatro. En el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de Roma. En el año cuarenta y dos del imperio de César Octaviano Augusto, mientras la paz reinaba sobre toda la tierra, en la sexta edad del mundo. Jesucristo, el Dios eterno, e Hijo del eterno Padre, queriendo consagrar el mundo con su piadosísima venida, fue concebido por obra del Espíritu Santo, y, transcurridos nueve meses desde su concepción, nace en Belén de Judá, de Santa María Virgen, hecho hombre. Este es el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, según la carne.

Esta hermosa narración que se escuchaba hace mucho tiempo sobretodo en los conventos como lo narra Valentín F. Frías, en sus ‘Leyendas y Tradiciones de Querétaro’, nos ubica en el contexto histórico, pero lo que realmente celebramos los cristianos es el hecho de que Dios se hizo hombre y vino a este mundo, ese es el verdadero sentido de la navidad, ese el espíritu de estas fiestas que son de alegría, pero también de esperanza, esa es la verdadera navidad.

Pero, en este mundo, lleno de dolor, lleno de envidia, lleno de problemas cotidianos, lleno de situaciones que muchas veces cambian la vida de nosotros,  lleno de desconfianza y de situaciones superfluas, ¿Cómo podemos alegrarnos en la presencia de un Dios hecho hombre?, ¿cómo podemos entender el significado de la navidad?, ¿cómo logramos entender este gran hecho no solo a la luz de la historia, sino a la luz de la vida?

Esta navidad, como todas las pasadas, nos obliga a entender ese misterio, esa presencia del Dios hecho hombre, esa presencia de quien nació en medio de la pobreza y de la humildad, esa presencia de quien nos da la vida. Esos elementos, pienso, son los indispensables para entender esta gran celebración.

Las piñatas, las posadas, los convivios, tienen que ser instrumentos para entender esta gran alegría del hombre y que la alegría del hombre sea permanente por este gran acontecimiento, ese es el objetivo.

El Papa Francisco en su bula ‘Misericordiae Vultus’, con la que invita al Año Santo Extraordinario de la Misericordia, nos dice: “La misión que Jesús ha recibido del Padre ha sido la de revelar el misterio del amor divino en plenitud. ‘Dios es amor’ (1JN 4, 8.16), afirma por la primera y única vez en toda la Sagrada Escritura el evangelista Juan. Este amor se ha hecho ahora visible y tangible en toda la vida de Jesús. Su persona no es otra cosa sino amor. Un amor que se dona y ofrece gratuitamente. Sus relaciones con las personas que se acercan dejan ver algo único e irrepetible…”.

Con esta pequeña reflexión, deseo a los lectores del Periódico  AM de Querétaro, unas muy felices fiestas de Navidad 2015, y que el Dios hecho hombre los colme de la alegría permanente en sus vidas. Felices Fiestas.

Logo Al Dialogo
CREAMOS Y DISTRIBUIMOS
CONTENIDO DE VALOR
DOMICILIO
Avenida Constituyentes 109, int.11, colonia Carretas.
C.P.76050. Santiago de Querétaro, Querétaro.
AD Comunicaciones S de RL de CV
REDES SOCIALES
Logo Al Dialogo
© 2024 AD Comunicaciones / Todos los derechos reservados