El próximo 19 de enero, se cumplen 67 años de la solemne coronación de la venerada imagen de Nuestra Señora de Guadalupe como Reina de la ciudad de San Juan del Río. En anteriores colaboraciones he comentado la historia de esta coronación y he comentado de igual manera la gran devoción que el pueblo sanjuanense tiene a la Virgen de Guadalupe.
Uno de los elementos más importantes de la identidad y de la unión de los que vivimos en esta ciudad es el cariño que se le tiene a la Virgen de Guadalupe en su bella imagen que se conserva en el templo más importante para la ciudad, Pero ¿por qué hablar de esta devoción, cuando muchos han perdido la fe?, ¿por qué insistir en señalar este acontecimiento como uno de los más importantes para la ciudad?, ¿Por qué recordar año tras año este acontecimiento?, creo que las respuestas son muy sencillas: todo este recuerdo, toda esta celebración anual, toda mención a este acontecimiento, es parte de la vida de la ciudad, es parte de su identidad permanente, pero además ha sido uno de los pocos momentos en donde todos, y creo no me equivoco, todos los sanjuanenses nos hemos unido por un solo motivo.
La coronación de la Virgen de Guadalupe, viene a ser también el momento cumbre de la devoción de todo un pueblo. Tenemos que situarnos en la fecha de 1949, donde la ciudad está en pleno crecimiento, no pasábamos de diez mil habitantes en toda la ciudad, hoy en día pasamos de doscientos cincuenta mil habitantes. La vida política de la ciudad y del estado se encontraba en tranquilidad, luego de la Revolución Mexicana y de la persecución religiosa. El reparto agrario se desarrollaba como logro de la revolución. Funcionaba la primera industria de la ciudad, la ‘Cerillera Salas’, misma que inicio actividades en 1931. El gobierno de la ciudad era un gobierno estable a pesar de todos los gobiernos que habían pasado, de todos los que fueron destituidos y de la gran influencia política que existió en San Juan del Río, vale la pena recordar como en 1911 había más de 15 partidos políticos participando en los procesos electorales. Los principales edificios se encontraban en un proceso de restauración y muchos de ellos ocupados por el Gobierno Federal después de la guerra cristera, como por ejemplo el Convento del ‘Beaterio’, era la oficina de la Secretaria de Salud y el Curato de la ciudad, era la Secretaria de Hacienda y Crédito Público.
Así las cosas, en el marco de esta tranquilidad de un pueblo de provincia, los sanjuanenses se unen para realizar un anhelo que surge desde hace mucho tiempo, pero que toma fuerza en 1944 gracias a la iniciativa del señor Sebastián Cabrera, quien junto con el padre Guillermo Romero, convocan a la población a coronar la imagen de la Guadalupana, que según una antigua leyenda llegó a esta ciudad de una forma peculiar en la época virreinal. Esta iniciativa se ve consumada el 19 de enero de 1949, cuando toda la ciudad se desbordo en torno a este acontecimiento único en la historia de la ciudad, único que propicio la unión de los sanjuanenses, único en el esfuerzo que se hizo para realizarlo y único en razón de una gran demostración de fe, de amor, y de aprecio a la Virgen de Guadalupe.
Eran las once de la mañana del día 19 de enero de 1949, en un gran solar de la ex – hacienda de ‘La Venta’, los obispos de León, Guanajuato, Monseñor Manuel Martín del Campo y Padilla, en representación del Arzobispo Primado de México, Monseñor Luis María Martínez y el obispo de Querétaro, Monseñor Marciano Tinajero y Estrada, colocaron la bella corona hecha en San Miguel de Allende sobre la imagen de la Guadalupana; en ese momento los sanjuanenses se unieron como un pueblo, los sanjuanenses se unieron como una familia, los sanjuanenses dieron ejemplo al mundo entero de lo que se puede hacer por una fe y un amor tan grande como el que se tiene a la Virgen de Guadalupe.
Han pasado los años y generación tras generación recuerda este acontecimiento, y es parte de los grandes festejos que ahora identifican a la esta ciudad, y que dan identidad a la misma. Espero que esta identidad sanjuanense se mantenga permanente y firme para las futuras generaciones y que es donde encontramos la existencia de un futuro alentador para esta parte del gran estado de
Querétaro.
A 67 años de este acontecimiento, lo recordamos como un hecho que pocas veces vio y ha visto San Juan del Río, y que a los que habitamos esta noble ciudad nos hace sentirnos orgullosos de pertenecer a este lugar, que es parte de la gran provincia mexicana.