¿Recuerdas el famoso dicho, ‘dime con quién andas y te diré quién eres’? Bueno, pues yo te propongo una nueva versión.
‘Dime qué hábitos y te diré lo que puedes lograr’.
Después de muchos años de estudiar la forma en que trabajan las personas más exitosas, encontramos que uno de los factores más comunes entre ellas son los hábitos que tienen. Todos tenemos rutinas, y tenerlas no tiene una calificación positiva o negativa. Lo que sí se puede medir es el impacto que tienen en la productividad de una persona, e incluso de equipos y organizaciones.
Por ejemplo, hemos tenido la oportunidad de estudiar la forma de trabajo de diversos directores de áreas y de empresas. Este trabajo nos ha permitido ver la gran diferencia que existe entre líderes que tienen hábitos que fomentan un ambiente productivo y los que han arrastrado rutinas contrarias por muchos años. En un extremo tenemos a los directores que trabajan incontables horas y están activos a toda hora; de hecho, sus organizaciones trabajan al mismo ritmo. Por otro lado, tenemos a los directores que laboran de manera ordenada y delegando de manera efectiva a su equipo; sus colaboradores gozan de un balance de vida muy notable.
¿Cuál es la diferencia fundamental entre ambos tipos de directores y culturas de empresa? Como ya imaginaste, los hábitos. Éstos últimos marcan la forma de trabajar de cada persona: definen las rutinas y la secuencia que se sigue a cada momento del día. Cuando las costumbres están relacionadas con técnicas eficientes se logrará más en menos tiempo, de lo contrario, el logro de resultados será una pendiente continua.
Por ejemplo, encontramos que en el caso de los directores que siempre están ocupados, existen hábitos que los alejan -a ellos y a su equipo- de ser más veloces para lograr los resultados:
Su día siempre comienza atendiendo emergencias.
Ellos son los que siempre hablan y nunca escuchan.
Creen que no deben aprender nada nuevo.
El mismo tipo de problema se ataca una y otra vez, sin entender la causa raíz.
Se tienen reuniones muy largas, sin seguimiento adecuado.
En el otro extremo, tenemos a los directores que llevan organizaciones ágiles. Parte de los hábitos que pudimos observar son:
Su día siempre comienza revisando la estrategia.
Escuchan a su equipo y a sus clientes.
Siempre están abiertos a opiniones y a la mejora continua.
Difícilmente caen en el mismo error dos veces.
Su comunicación y seguimiento son impecables.
A nivel personal, existen muchos hábitos que pueden hacer que tu día sea un desastre productivo. Entre algunos de todos los que hemos notado, podemos mencionar:
Tratar de atender todo al mismo tiempo.
Decir siempre sí.
Revisar incontables veces el correo electrónico.
Tener juntas largas.
Distraerte con noticias y las redes sociales, etc.
Con este aprendizaje y muchos similares hemos podido ver de manera clara que los hábitos de una persona definen de manera directa su capacidad para lograr resultados y ser productivos. Si me dejas ver la forma en que inicias tu día te puedo decir, con alta probabilidad, como lo terminarás.
Te reto a que hagas un análisis de los hábitos que llevan tu día, de las rutinas que practicas una y otra vez, y que marcan la forma en haces las cosas. Estoy seguro que una vez que empieces a detectar los que te alejan de ser productivo, podrás reducir de manera sustancial la horas que utilizas diariamente para cumplir con tus actividades.
*Hugo García es experto en productividad y líder del taller Domina el uso de tu tiempo: Los tres pilares fundamentales para el éxito, Educación Ejecutiva del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro. [email protected]