Las multitudinarias marchas recientemente celebradas en defensa “del matrimonio, los niños y la familia” y en repudio a la figura jurídica del matrimonio igualitario, han exacerbado los ánimos.
Por un lado, la Unión Nacional de Padres de Familia, una de las instancias organizadoras, las ensalza como una acción noble y laudatoria: “El amor, la generosidad, la solidaridad, la fraternidad han aflorado en todo su esplendor… cuando hemos convocado a defender lo mejor y más preciado que tiene todo ser humano: a su familia.”
Por otro lado, se vincula a las manifestaciones con algunos sectores de la Iglesia católica. Por ejemplo, el periódico español El País denunció el 26 de septiembre el “ataque homófobo” lanzado desde el semanario Desde la Fe, órgano informativo de la Arquidiócesis de México, en contra del matrimonio igualitario.
El diario alude a un escrito en el que la publicación católica afirma que los niños criados en hogares homoparentales padecen de problemas de autoestima y salud mental, sugiriendo así que un niño tendría más posibilidades de sufrir abusos sexuales por parte de un padre o madre homosexual.
Aunado a lo anterior, el semanario religioso recibió el 13 de septiembre un oficio emitido por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred, al que por cierto no hay que confundir con el Conapred), en el que se califica a otro de sus escritos como discriminatorio, por no respetar los derechos sexuales, la orientación sexual y la identidad de género.
Como respuesta, el presbítero Hugo Valdemar Romero, presidente del consejo editorial del semanario, acusó al Copred de “actitudes ministeriales y fiscalizadoras”, así como de “alinearse a minorías tendenciosas” que comulgan con “ideologías alienantes”.
Volviendo a El País, Jan Martínez Ahrens, corresponsal de dicho medio informativo, denunció que el cardenal Norberto Rivera “ha movilizado a sus huestes” a través de las marchas. El periodista incluso describió al arzobispo primado de México como “uno de los grandes defensores del pederasta Marcial Maciel”, fundador de Los Legionarios de Cristo.
A pocos sorprenderá, sin embargo, la postura de la Iglesia católica con respecto al matrimonio igualitario. Como refiere el diario La Jornada, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez preguntó hace algunos años a un grupo de periodistas en Aguascalientes: “¿A ustedes les gustaría que los adoptaran una pareja de maricones o lesbianas?”. A lo que en esa ocasión abundó: “¿Quién en su sano juicio va a permitir que se entreguen en adopción niños a parejas de maricones y lesbianas?”.
Juicios tan acerbos como el del cardenal Sandoval Íñiguez, quien se ha sumado públicamente a favor de las marchas, no difieren de los sostenidos por otros sectores de la población. El Dr. Andre Cavalcante (2015), un profesor de la Universidad de Virginia, estima – a manera de ilustración – que “los padres de familia homosexuales son a menudo etiquetados como una amenaza a la institución social de la familia…En particular la sexualidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales) es concebida como una intervención antinatural en lo familiar… que origina ‘traumas’ y ‘terror’ en los niños”.
Por su parte, la Dra. Kareen Malone, una experta en psicología social y psicoanálisis, afirma que dichos temores son enteramente infundados: “La mayor parte de la información recogida de familias encabezadas por lesbianas claramente indica que dichas familias producen niños bien ajustados”. Y agrega: “Una y otra vez las investigaciones enfatizan que la familia lesbiana es similar e incluso mejor que la heterosexual en lo referente a la crianza de los hijos, al apoyo social y al ajuste psicológico de quienes la conforman”.
Como era de esperarse, la aguda transformación de la estructura familiar no es ajena a la cultura mediática. Permítaseme citar el caso de Modern Family, un popular programa de la televisión estadounidense que presenta a una familia constituida por una pareja de hombres homosexuales que adoptan a una niña pequeña.
A pesar de su delicada temática, la serie se ha convertido ya en uno de los programas de comedia más exitosos de todos los tiempos, como lo demuestran sus 75 nominaciones al premio Emmy y las 22 ocasiones en las que éste se le ha concedido.
Si bien Modern Family pertenece a un género de ficción, lo cierto es que el número de hogares con padres o madres homosexuales ha ido en creciente aumento en los últimos 30 años. Baste mencionar que alrededor de 6 millones de estadounidenses viven actualmente en hogares con padres LGBT.
¿Qué tan lejos estamos en México de que Televisa o TV Azteca se animen a presentar una serie de características similares a las de Modern Family? A años luz sin duda, sobre todo por el clima tan enrarecidopor el que atravesamos actualmente.
(*) Doctor en Comunicación por la Universidad de Ohio y Máster en Periodismo por la Universidad de Iowa