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Los tiempos del siglo XXI serán recordados en el futuro, como la era de la biotecnología, seguramente también por la globalización con todos sus efectos, la del nacimiento de las fuentes de energía que sustituirían a los fósiles, por la transición de la democracia hacia un nuevo formato, la investigación espacial y otras cosas, pero, … Leer más

13 de marzo 2017

Los tiempos del siglo XXI serán recordados en el futuro, como la era de la biotecnología, seguramente también por la globalización con todos sus efectos, la del nacimiento de las fuentes de energía que sustituirían a los fósiles, por la transición de la democracia hacia un nuevo formato, la investigación espacial y otras cosas, pero, en particular, por el invento del Internet, reconocido al inglés Tim Berners-Lee, durante la última década del siglo XX.

A unos 20 años de su invención, este invento combinado con la evolución tecnológica de las computadoras, las telecomunicaciones, los teléfonos inteligentes y la digitalización generalizada ha creado una nueva condición a la convivencia humana, a la cultura prevaleciente, una sociedad interconectada.

La posibilidad de tener interconexión para toda la población con acceso web, con una computadora o con un teléfono inteligente, ha generado una influencia, de tal dimensión que es comparable al invento de Gutenberg hace casi seis siglos: la imprenta. Así como la imprenta propició el denominado Renacimiento, al poner al alcance de miles de personas el conocimiento, que desde la antigüedad y toda la Edad Media completa estaba en manos de unos cuantos, el Internet ahora lo ha puesto en manos de cualquiera. Basta con revisar los adelantos científicos que dieron origen a una evolución que llevó al hombre a descubrimientos e inventos asombrosos, como Copérnico, al decir que la Tierra le daba la vuelta al Sol o los 12 sonidos musicales o los principios de la mecánica o la máquina de vapor, para dar cuenta que entre muchos otros, dieron origen al gran cambio de una sociedad agrícola a una sociedad industrial, sí, el invento que propició esta transición fue la imprenta.

El Internet es comparable con la imprenta. Ha puesto al alcance de cualquiera información que la generación anterior tenía que gastar meses en bibliotecas para obtenerla, consiguiendo, en el mejor de los casos, copias fotostáticas de documentos para avanzar en una investigación o para enseñar o para hacer cualquier negocio o para gobernar. Ha hecho realidad al personaje de George Orwell de su novela futurista 1984 y lo ha mejorado. Hoy estamos siendo observados en casi todas nuestras actividades, desde las tarjetas bancarias que pasan por el sistema fiscal, pasando por todo cuanto sucede en los teléfonos celulares, inteligentes o no, somos vistos por el ‘Big Brother’ y somos escaneables y geolocalizables.

La parte buena de esta historia que nos ha tocado vivir es que si el Internet es empleado en forma positiva, hará de la sociedad una en donde la comisión de delitos fiscales y de otros tipos se habrán de minimizar, lo que haría un mundo mas justo y equitativo y en el tiempo, llevaría a una sociedad con menos diferencias y distancias entre sus miembros y a una mejor distribución de la riqueza.También tiene que ver con hacer accesible el conocimiento a todo el que tenga acceso a la red, así más naciones podrían desarrollar tecnología y aspirar a una sociedad que venza por primera vez a la ignorancia, la expresión más indecente del hombre.

La cuestión es que el acelerado e implacable crecimiento que ha tenido el Internet ha propiciado que la humanidad haya entrado en forma súbita en contacto. Las noticias viajan hoy en segundos, igual el lanzamiento de nuevos productos, promociones, ventas e interacciones con consumidores para compras directas o a distancia, que las decisiones o actos políticos, así como compartir archivos de todo tipo o hacer relaciones con personas a las que nunca veremos cara a cara, pero también compartir opiniones, sentimientos y pensamientos en forma abierta. Es, en esto último, en donde esta herramienta se ha convertido en una arma de dos filos: efectivamente ha dado los beneficios ya mencionados, pero ha dado lugar a delitos y ha abierto canales que rápidamente pueden poner en peligro el prestigio de un gobierno, de un líder, de una marca, de una empresa y, lo que es peor, de una persona o una familia.

La piratería es ya una práctica mundial. Hoy no se puede escribir ni con las ventanas abiertas, porque habrá siempre alguien dispuesto a plagiar o de plano robar derechos de autor. Hoy las empresas y los gobiernos viven en una continua persecución de estas mentes que les llamamos ‘hackers’, obligando a poner una serie de candados y restricciones a los accesos a la información. Ha sido tal el problema que fue necesario ya legislarlo, por la cantidad de delitos que se desataron a nivel mundial. La película encabezada por Sean Connery y Catherine Z. Jones, La Emboscada, de 1999, parecía una película de ciencia ficción, hoy resulta que todo el mundo tiene que cuidarse de esos delitos.

Las redes sociales han abierto la comunicación entre las personas, conectando a los gobiernos con sus ciudadanos, a los amigos, a la familia, a personas que conocimos en otras épocas, pero también, de una forma silenciosa y perversa, ha abierto la oportunidad de que se digan mentiras, inclusive de manera anónima y (por tanto) cobarde, de que se levanten falsos, se ataquen a personas, empresarios, maestros, funcionarios o gobernantes, pero de manera infundada. Hoy, alguien sin escrúpulos, moral ni civilidad puede jugar con la opinión de millones de personas diciendo mentiras y levantando falsos con efectos devastadores, sin que por ello sea juzgado.

¿Qué hacer ante el fenómeno de la Viralización digital?

Las redes se han multiplicado exponencialmente en un corto tiempo. Cuando se recibe un mail viralizado, la sugerencia es cerciorarnos que no se trata de un fraude. Por ejemplo, hace unas semanas, según un mensaje viralizado de un medio que no merece mencionarle, aseguró que el alcalde Marcos Aguilar Vega estaba robando con el costo de las bicicletas compartidas, que ni siquiera han entrado en operación. Ante algo así, antes de repetir esa mentira haciéndola nuestra, debemos estar seguros del contenido del mensaje viralizado. Resulta que la concesión de los parquímetros se dio en conjunto con las bicis y por tanto, no le van a costar al Municipio y no solo eso, de acuerdo con el contrato, 15 por ciento de esos ingresos serán directos para obras del Centro Histórico. Este inconsciente, el autor de esta mentira, lastimó el prestigio no solamente del alcalde y de la institución que representa, sino de terceros que ni siquiera conoce, personas que trabajan con él, junto con sus familias. Y eso ya debería ser considerado como un delito.

Antes de comprar una ‘viralización’, estemos consientes que hay personas mal intencionadas y perversas que velan por intereses mezquinos, que lejos de contribuir a la sociedad, la dividen, la restan, en un tiempo que en estamos urgidos de estar unidos. No está el horno para bollos. La patria tiene problemas delicados enfrente que hay que atender. Cuidemos a nuestros hijos, a nuestras familias, a nuestros amigos, empresas y gobiernos,de no caer en las garras de este mal.

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