El día de ayer se celebró la fiesta litúrgica de la Virgen de El Pueblito en la Diócesis de Querétaro, aunque siendo sinceros, esta fiesta se celebra solo en la capital del estado y, más concretamente, en la Catedral de Querétaro, ya que, desde hace algún tiempo, la Diócesis ha fomentado más la devoción a la Virgen de los Dolores de Soriano, a quien se le considera la Patrona de la misma.
Pero no es el objetivo de esta colaboración entrar en detalles sobre las devociones de la Virgen María en Querétaro.
Lo que me ha llamado la atención de las fiestas a la Virgen de El Pueblito es la devoción tan grande que tienen las personas hacia esa pequeña imagen de la Virgen María que, desde el siglo 17, ha estado presente en Querétaro.
Hace unos días veía, por ejemplo, el gran recibimiento que tuvo en la Catedral, y que hacía mucho tiempo no se realizaba de esa forma, como lo fue con la elaboración de un tapete de aserrín de varios metros de distancia, el acompañamiento de danzas de concheros, la música con la banda de música del Gobierno del estado y, sobre todo, la gran participación de los fieles de diversas partes de la ciudad y de lo que se conoce como El Pueblito.
Veía también en las redes sociales los rosarios que cada día se realizaban en la Catedral, y escuchaba los cantos que se dirigían a la Virgen… esos bellos cantos de un pueblo sencillo, cantos que nos enseñaban nuestras madres cuando éramos pequeños y que se cantan, más que con la boca, con el corazón.
Es la forma sencilla en que los hijos le hablan a la madre, y lo hacen con una dulzura muy propia de los queretanos. Viene a mi memoria cuando yo, siendo niño, mis papás me llevaban al Templo Parroquial de San Juan del Río, ahora Santuario Diocesano de la Virgen de Guadalupe, y cada mes de mayo, en el rezo del rosario y en el ofrecimiento de flores, escuchaba la voz suave de mis padres, la del Padre Francisco Herrera (quien era el Párroco en esa época) y de cientos de feligreses que le cantaban a la Virgen.
Es una lástima que se vaya perdiendo el sentido del canto religioso y que a veces se cante sin un sentido o sin saber lo que se canta.
Pero volviendo al tema de la devoción a la Virgen de El Pueblito, de verdad son impresionantes las muestras de fe y de cariño, sobre todo en ciertos momentos:
Como en el mes de febrero, cuando en las fiestas tradicionales de El Pueblito, vemos las danzas, las ofrendas, las comidas, el llamado “Paseo del Buey”, y tantas y tantas tradiciones que podríamos hacer todo un ensayo cultural sobre esta gran fiesta queretana.
Aunado a estas tradiciones, se mezcla el gran sentimiento religioso hacia la imagen de la Virgen. Los cantos como el tradicional ‘Pues Concebida’, que es un himno que identifica en todas partes a los queretanos, sobre todo cada año, cuando miles de peregrinos llegan caminando a la Basílica de Guadalupe y, al momento de postrarse, entonan este bello canto mariano que data desde la época virreinal.
Hay oraciones que se dirigen a la Virgen que datan de hace siglos, pero también algunas de ellas muy nuevas, como la misa que se ha realizado para celebrar su fiesta litúrgica; y sé tiene ‘ad experimentum’, en razón de su aprobación por parte de las autoridades litúrgicas de la Santa Sede.
Y, por último, creo que es necesario hacer referencia a los milagros que la Santa Imagen ha obrado en favor de los devotos: desde la curación de enfermedades, la búsqueda de un consuelo divino o simplemente el sentirse acompañado por la imagen bendita de la Virgen de El Pueblito.
Ese, creo sin duda, es el más grande milagro.
A la Virgen de El Pueblito se le considera como Patrona del estado por un decreto de la Legislatura; se le considera Patrona de la ciudad de Santiago de Querétaro, de La Cañada y de Hércules; asimismo, se le considera protectora de la vida; patrona de los charros; patrona de los toreros y Generala del Ejército Nacional.
Esos y otros títulos tiene la Virgen de El Pueblito.
Ojalá estas tradiciones tan queretanas sigan vigentes, se trasmitan de generación en generación y se den a conocer a más personas para que crezca la devoción a esta bella imagen que nació en el centro de la ciudad de Santiago de Querétaro y cuya devoción, incluso, se extiende más allá de nuestras fronteras.