El aumento del desempleo en los jóvenes ha puesto de manifiesto la crisis del modelo económico global, pero lo más complicado es que pocos se dan cuenta de que la falta de trabajo afecta lo más íntimo de los jóvenes: su dignidad.
1. Desempleo en aumento. Un problema social globalizado es la carencia de empleo. Como muestra tenemos la declaración del director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, José Manuel Salazar Xirinachs, quien señaló que “el desempleo juvenil aumentó en forma abrupta en el último año: pegó un salto de más de 3 puntos porcentuales, al pasar de un 15.1 a un 18.3 por ciento”. (1 junio 2017)
Otro ejemplo: aunque en Colombia el promedio de desempleo se ha mantenido estable (de 9.0 por ciento en 2016 a 8.9 en abril pasado), en la ciudad de Cali subió y se ubicó en 11.7 por ciento. De 150 mil desempleados en 2016, pasó a 163 mil en este 2017. (31 mayo 2107)
De igual manera, aunque durante el pasado mes de mayo repuntó el empleo en Estados Unido, es significativo que, al final de ese mismo mes, se registraron 248 mil pedidos iniciales de los beneficios estatales por desempleo, cifra mayor a lo previsto por un sondeo de analistas consultados por la agencia Reuters. (1 junio 2017)
2. El problema social del desempleo juvenil. Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha señalado que el desempleo es un grave problema de la sociedad. El año pasado calificó de “un escándalo” las tasas de desempleo juvenil.
El Pontífice también señaló que este problema “no solo debe ser abordado en primer lugar en términos económicos, sino que también debe afrontarse, y de forma no menos urgente, como una enfermedad social”.
Para ilustrar este drama está el caso de la Expo Joven Empleo, organizada por el Gobierno de Buenos Aires (Argentina), que según los medios, fue un fracaso porque la feria ofrecía a los jóvenes empleo, pero las empresas ofrecieron pasantías no remuneradas. (31 mayo 2017)
Así se entiende que el núcleo del problema del desempleo juvenil, según el Papa, radica en que “nuestra juventud se ve privada de la esperanza y se malgastan sus grandes energías, su creatividad y su intuición”. (13 mayo 2106)
3. ¿Por qué los subsidios no son la solución? Podría extrañar a más de alguno que el Papa haya dicho, en su reciente viaje apostólico a Génova (Italia), que no bastan los subsidios a los desempleados, pues les parecería que, si una persona tiene dinero para comer, el problema estaría solucionado.
Sin embargo, Francisco explicó ahí, en un encuentro con el mundo del trabajo, que la dignidad de una persona se ve afectada cuando no tiene empleo. Hizo la distinción entre “sobrevivir” (entendido como conseguir medios para subsistir) y el “vivir”, o sea, ejercer todas las capacidades personales.
“La elección es entre sobrevivir y vivir”, subrayó Francisco.
Luego el Pontífice subrayó el papel del trabajo en la dignidad de los jóvenes. Dijo que los jóvenes desempleados “crecen sin dignidad porque no son ‘ungidos’ por el trabajo, que es lo que da la dignidad”. En efecto, la dignidad es innata, pero luego esta se “ejerce” y se desarrolla mediante el trabajo.
El problema de la juventud sin empleo nos pone frente a un enorme problema social.
La crisis actual afecta a la dignidad humana porque el modelo económico occidental no está enfocado en las personas, sino en las ganancias. Urge un nuevo paradigma económico centrado en el ser humano y no en las
utilidades.