El terrorismo es un recurso empleado por grupos que desean poner en entredicho a las autoridades en turno. Desde siempre ha existido; sin embargo, en el mundo moderno nace en la década de los 70, con aquellos fedayines que secuestran por primera vez un avión. Quien ejerce este tipo de violencia ignora la geopolítica y las consecuencias de sus actos; su propósito es sembrar terror en la sociedad civil a cambio de algo.
El terrorismo es una forma de guerra asimétrica. O sea, la lucha de un grupo inferior contra otro grupo muy superior, que busca un fin político. En otras palabras, son formas de política armada desde posición de debilidad. Sus causas tienen que ver con la exclusión social, con el debilitamiento de las reglas y mecanismos de control de las estructuras tradicionales de la sociedad, la profunda decepción de una parte de la sociedad con el sistema político y las estructuras sociales y, eventualmente, con el no dar cupo a las aspiraciones de estratos emergentes.
Para esta clase de grupos, la violencia es considerada como el único mecanismo real para el cambio. Recurren a ello tras largos períodos de frustración de intentos de reforma por otros medios. Es necesario señalar que, mientras mas rígido e inflexible el sistema político, más probable es la violencia armada.
Las tácticas predominantes que tienden hacia el terrorismo tienen que ver con la organización de redes y tácticas que se deben a la relativa correlación de fuerzas con el enemigo, en el que el principal objetivo es movilizar los pueblos islámicos en contra de la civilización occidental. Se necesita movilizar grandes recursos económicos para mantener una guerra; sin embargo, hoy el islam empieza a demostrar que no se requieren tantos, como una guerra tradicional lo exige. Los ataques ocurridos en Londres, en París y en Barcelona lo demuestran.
Lo que sí ha cambiado es la cantidad e independencia de recursos humanos que hoy tienen diseminados por todas partes y ya no solo en donde se localizaban sus nodos en el continente asiático. Tienen acceso, a bajo costo, a la tecnología de comunicaciones, y para quienes se suman a este movimiento el terror se vuelve un método de movilización popular.
Los hechos sucedidos en Barcelona no son gratuitos, tienen, entre otras causas, algo que la sociedad global está perdiendo y que en particular le da forma y razón de ser al Estado Islámico: la ideología. Y no es que exista un Estado como tal, el islam se encuentra distribuido en el mundo, incluido México.
Es necesario reconocer que en el terrorismo islámico, como una amenaza social, ha habido una evolución, no una revolución. Vale poner a remojar las barbas.