Richard Nixon, en la década de los 70, por una omisión de información en el caso de Watergate renunció a su cargo. Nacieron firmas de auditores para dar testimonio de que se pagan impuestos correctamente. Tanta ley y reformas fiscales no han sido suficientes, los crímenes fiscales dieron cuenta de la desaparición de la prestigiada firma Arthur Anderson, por ser parte del fraude de la empresa Enron por 63 billones de dólares en la década pasada. Estos maleantes son menos valientes que los piratas, son cobardes que esconden su identidad detrás de personas morales y de funcionarios, son delincuentes organizados de cuello blanco.