Luis Fernando Valdés @feyrazon Fe y Razón Sacerdote, doctor en Teología y columnista internacional, comenta noticias de actualidad desde la razón creyente. Cada vez circulan más noticias falsas, que afectan a todo: desde política hasta los recientes los sismos. ¿Se pueden evitar? ¿Qué podemos hacer los lectores? Las “noticias falsas” afectan la vida pública. Las … Leer más
Sacerdote, doctor en Teología y columnista internacional, comenta noticias de actualidad desde la razón creyente.
Cada vez circulan más noticias falsas, que afectan a todo: desde política hasta los recientes los sismos. ¿Se pueden evitar? ¿Qué podemos hacer los lectores?
Las “noticias falsas” afectan la vida pública. Las noticias falsas no tienen nada que ver con las bromas que circulan por las redes; más bien, se trata de “una deformación instrumental de los hechos, que puede repercutir en las conductas individuales y colectivas”, según las describe un boletín reciente del Vaticano.
Un ejemplo de esa deformación de los hechos sucedió antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En su momento, ‘The New York Times’ publicó que dos jóvenes que generaron noticias que luego fueron recogidas por algunos medios, como un reportaje falso titulado “Ya basta, liberales… Hillary perdió el voto popular por varios millones. Aquí les diremos por qué”.
Durante los días siguientes al sismo de la Ciudad de México, dio la vuelta al mundo la supuesta noticia de una niña llamada Frida Sofía, que seguía viva debajo de los escombros de su escuela, pero esa niña nunca existió.
Lectores exigentes. El gran remedio contra las noticias falsas es contribuir a que se forme una nueva cultura de lectores exigentes. Así, antes de dar por buena una noticia y de difundirla (retuitearla, compartirla, hacerla viral), primero debemos verificar la fuente: si proviene de un testigo real o “lo escuche en la calle”; segundo, confirmar la noticia, utilizando los buscadores de internet, y tercero, tener el sentido común de dudar de las noticias alarmantes, como: “ya viene el fin del mundo”, “está a punto de iniciar una guerra mundial”, etc.
Epílogo. Las redes sociales han facilitado la difusión de la buena información, pero con ella siempre circularán noticias falsas con apariencia de ser verdaderas. Por eso, no podemos delegar en otros nuestra responsabilidad de ser lectores exigentes, ni podemos quedarnos tranquilos con culpar a los medios de difundir información falsa.
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