El Papa Francisco, con su estilo alegre y austero, junto con su cercanía hacia quienes sufren o son marginados, se ha ganado el respeto y el cariño de la gran mayoría. Pero ¿en qué se funda realmente su popularidad? Les comparto algunos análisis de su Pontificado elaborados por sus colaboradores cercanos, con motivo de este quinto aniversario.
- Un Pontificado de la alegría. El Secretario de Estado del Vaticano, el card. Pietro Parolin, entrevistado recientemente por Luca Collodi de Vatican News, señaló que en estos cinco años de Magisterio del Francisco resalta que casi todos sus documentos principales “siempre aluden a la alegría”: Evangelii Gaudim, Amoris laetitia, Laudato Si (‘Alabado seas’, que es la alabanza que nace de la alegría de un espíritu lleno de alegría).
El colaborador más cercano del Papa explicó que “la característica fundamental de este pontificado es precisamente la alegría, una alegría que no nace de la despreocupación, sino del hecho de saberse amados por el Señor”.
- Francisco comprende el drama de cada persona. El periodista argentino del Clarín (Buenos Aires), Sergio Rubin, entrevistó al rector de la Universidad Católica de Argentina ,Mons. Víctor Manuel Fernández, que es el más estrecho colaborador intelectual del Papa.
Mons. Fernández habló de “cercanía paterna” de Francisco. Como obispo, Jorge Bergoglio siempre se mostró como un padre “que sufre con el dolor de sus hijos, que no se desentiende del drama de los más débiles, que sabe escuchar sin juzgar, que acaricia y también soporta con paciencia”.
El obispo Fernández explicó que el Francisco “comprende el misterio de cada persona, reconoce su drama, se pone en el lugar del otro, y sabe valorar los pequeños pasos que el otro pueda dar, aunque aparentemente sea menos valorado”.
Epílogo. Alegría y compresión son dos rasgos, entre muchos más, que han hecho que el Pontificado de Francisco sea popular y atractivo. El Papa no ofrece un cristianismo rebajado e indulgente, sino lo contrario: con alegría y comprensión, frutos de la misericordia, el Papa nos ofrece esperanza para retomar las exigencias del cristianismo, sin sentirnos condenados a pesar de nuestras continuas debilidades.