Hugo Lora
Durante las semanas pasadas, hemos hablado sobre las bondades y amenazas del uso de tecnología en la democracia, pero el día de hoy hablaremos del caso mexicano en específico.
Aunque en algunos estados ya es una realidad el voto por medio de urnas electrónicas (Jalisco, Coahuila y Ciudad de México), en elecciones federales solo los mexicanos residentes en el extranjero fueron los únicos que utilizaron tecnología para poder realizar su voto. El pasado 6 de junio, más de 21 mil ciudadanas y ciudadanos mexicanos que residían en más de 89 países eligieron a distancia quién gobernaría en nueve estados. Suena a poco, pero este avance genera un precedente importante para elecciones posteriores y no solo para los connacionales que se encuentren fuera de nuestro territorio.
En los últimos años ha habido varios esfuerzos en el ámbito federal para poder hacer del voto por internet una realidad, pero existe aún resistencia por parte de los legisladores. Resultado que es completamente contrario a los sentimientos de la población al respecto. Una encuesta realizada casa por casa por la encuestadora Parametría nos muestra que siete de cada 10 personas están de acuerdo con que, en lugar de que los ciudadanos cuenten los votos, una máquina los registre y los cuente. Si los legisladores son representantes de los ciudadanos, estos, por los datos aquí expuestos, no tendrían ningún problema en dar este inminente paso.
Para lograr lo anterior, se deben de reformar y adicionar varias disposiciones en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Otra opción, debido al funcionamiento actual de los Organismos Públicos Locales Electorales, es que, como vemos en los casos enumerados al inicio de esta columna, comencemos a hacerlo de adentro para afuera, de los estados a la Federación.