Estos números denotan, sin lugar a dudas, que en nuestro querido México los diestros están a punto con un sitio que les permite hacerle faena a cualquier toro. Ganado bravo, enrazado y con fuerza que se presta al triunfo, y por último, mucho espectador conocedor y entendido en la gradería que realmente sabe valorar ambos factores y solicitar el trofeo adecuado al biombo. Pero la pregunta surge, al menos para un servidor, ¿Realmente la fiesta en México está en estos niveles? ¿Ciertamente lo que se vio en cada una de estas plazas estuvo correctamente valorado y premiado?. Interesante cuestionamiento, cuya respuesta, sin duda, no daría una noción de cómo está realmente la fiesta en nuestro país. Considerando algunos detalles con lo que me quedé del pasado festejo en Juriquilla, considero que falta camino por recorrer. Faltan toreros con más compromiso, con más raza a fin de que estos estén dispuestos a poner lo que al toro le pudiera faltar. Ganado con mas bravura y raza, con mayor fortaleza, para poder llegar al último tercio con algo de fondo, y por último, mas, mucho más publico que entienda lo que en el ruedo está pasando. Ojo, no digo aficionados, porque estos a fin de cuentas se hacen, se forman, digo espectadores, que sepan distinguir un toro bien presentado de uno “graneado” y algunas otras cosas más.