Jorge Roberto Javier Tortajada
El Bajío ha evolucionado para crear grandes corredores que abonan al desarrollo industrial y comercial de la zona, así como al crecimiento agrario para el turismo y la exportación de bienes. Sin embargo, la reconfiguración de los centros urbanos se ha dado a través de una explosión de diversos parques industriales, condominios cercados y comunidades desconectadas, evitando la generación orgánica del espacio público. Estos desarrollos requieren grandes avenidas de acceso que segmentan la conexión peatonal a comercios, servicios y centros educativos. Todo esto resulta en una segregación social que divide y empuja a una expansión urbana descontrolada.
Aunado a esto, las nuevas obras de infraestructura vial responden solamente a las necesidades vehiculares. Aunque prometen una integración horizontal entre el peatón, los transportes alternativos y el transporte público, habrá que ver que se proponga un sistema integral de accesibilidad y movilidad para todos, no solo como medio al vehículo particular.
Se han hecho grandes avances ligados a la atracción de inversión en varios sectores industriales, pero seguimos coartando las cuestiones sociales que hacen que la región siga siendo punta de lanza en competitividad global.
Deriva en que tenemos muchos temas que desarrollar y el análisis apunta a entender las condiciones necesarias para una planeación estratégica que retome la escala humana, abierta y pública y vaya transformando, poco a poco, las ciudades y sus corredores de desarrollo.
MT