Alejandro Gutiérrez Balboa
Cuando Fidel Castro triunfó en su lucha por el poder, negó tajantemente que su movimiento fuera comunista… para instaurar el comunismo en la isla, esclavizando a los cubanos ya por 65 años. Cuando Hugo Chávez fue el centro de una famosa entrevista en diciembre de 1998, poco después de ser elegido presidente de Venezuela, prometió que se iría del poder al terminar su mandato y que no era socialista… para permanecer en el poder hasta su muerte e instaurar la peor dictadura que vive Venezuela desde aquel año.
Todos los tiranos que aspiran hacerse del poder, niegan su ideología, sus afanes y sus propósitos, pues de confesarlos, saben de sobra que nadie votaría por ellos. El único personaje que siendo comunista jamás lo negó y llegó al gobierno por la vía democrática fue Salvador Allende quien en tan solo poco menos de tres años destruyó de tal forma la economía de su país que hubo de ser depuesto por los militares a los que no alcanzó a corromper.
Y no es lo único. Cuando estos izquierdistas hablan de ser los representantes del pueblo y de que se apoyan en el pueblo, no se refieren a lo que comúnmente se conoce como tal, como pueblo, sino a un sector de simpatizantes de ellos, por lo general de estratos muy precarios, sin instrucción y prestos a los motines, saqueos y turbulencias.
Y no hablemos de honestidad. La familia de Fidel Castro saqueó a su país, lo mismo que Hugo Chávez y hoy Nicolás Maduro, o Evo Morales. Todos ellos y sus familias han sido los únicos beneficiados de las riquezas obtenidas por el despojo del erario público.
Todo un programa es lo que mueve a estos izquierdistas y lo siguen al pie de la letra. Al beneficiarse económicamente de los programas públicos, del erario, de las licitaciones, de los derechos, multas y peculados, se vuelven todo un ejército disciplinado que hará todo lo posible porque no se les acabe el negocio… y para no tener que rendir cuentas de sus corruptelas.
Por ello es vital acudir a las urnas, en vista de que existen contingentes pagados que lo harán también demandando la continuidad. Nuestro país se encuentra ante unas circunstancias que no habrán de repetirse, hacia un futuro promisorio, frente a otra opción de fracaso y de pérdida de las libertades más esenciales, como ha ocurrido en otros países hermanos. Se trata de alejar esa posibilidad. ¡A votar este domingo!