Víctor Manuel Jiménez*
Las palabras pueden construir puentes de entendimiento, inspirar acción o, incluso, distorsionar la realidad. La tergiversación se define como la presentación deliberada de información sesgada o manipulada, es una práctica que se ha infiltrado en diversos ámbitos de la vida social y, en los negocios, es común encontrarlo en publicidad, vendedores, contratos, etcétera.
Aunque la tergiversación puede presentarse como una estrategia inocente, como una simple exageración para persuadir, puede escalar hasta convertirse en una herramienta de manipulación y fraude, creando una percepción errónea de la realidad en la búsqueda de algún beneficio.
La tergiversación se caracteriza por la utilización de diferentes recursos lingüísticos para distorsionar la verdad, por ejemplo, omisiones de información, exageraciones, ambigüedades, ofuscaciones, entre muchos otros; de igual forma, puede clasificarse en inocente, negligente o fraudulenta.
Es fundamental ser conscientes de las técnicas de tergiversación para evitar ser manipulados. Desarrollar un pensamiento crítico, evaluar las fuentes de información y contrastar diferentes perspectivas son herramientas esenciales para identificar las distorsiones de la verdad.
Aunque sutil, la tergiversación puede tener consecuencias significativas: puede erosionar la confianza, generar conflictos y socavar la capacidad de tomar decisiones informadas. Por eso, comprender sus mecanismos y desarrollar estrategias para contrarrestarla es fundamental para una sociedad transparente.
*Profesor de la Escuela de Negocios del Tec de Monterrey Campus Querétaro
MT