Roberto Mendoza
Ya tenemos nueva presidenta, pero aún no tenemos nuevo gobierno, al gobierno del presidente Obrador le restan 99 días, en esos días la administración publica todavía experimentará acciones de poder, decisiones y mañaneras, hasta en el último minuto habrá sorpresas del gobierno que termina. Las acciones del nuevo gobierno tienen una narrativa que propone una dosis de misterio y a la vez dosifica la forma y el fondo de la nueva estructura de poder. Ya tuvo su primera prueba y descubrió que no tiene manga ancha para nuevas decisiones, ni tampoco habrá vacíos en el poder presidencial, no es necesario pelearse, de cualquier forma, será inevitablemente una comparación con su antecesor, ¿se buscará por todos los medios asegurar que lo que llega es mejor?
Nunca es suficiente el tiempo, quedará la duda si se hizo todo lo necesario, hay tiempo para juzgar, por ahora, la nueva administración no llega con el ánimo de destruir, sino de construir, la esperanza es que no aplaste sino busque el consenso, que no imponga, sino que dialogue. Muchos los retos por delante, los más importantes: seguridad, salud, educación, medio ambiente, migración…y un largo etcétera, además tendrá que ajustar el AIFA, las diversas rutas de trenes y la refinería de dos bocas, esta última probablemente, si logra echarla a andar y corregir las deficiencias que dejó la virtual gobernadora de Veracruz, cambiará por unos años, al país.
Los funcionarios de toda dependencia están en incertidumbre ¿seguirán teniendo trabajo? ¿Continuarán con lo que estaban haciendo? ¿Las decisiones que toman y tomaron, funcionarán con el nuevo gobierno? El problema es más o menos grave, sobre todo en el ámbito de la justicia ¿Cómo afectará jurídicamente el trabajo las reformas? ¿Cuándo entrarán en vigor? Quizá no se afectará, como pasó hace seis años, ni las gasolinas, ni las medicinas, pero ¿Quién puede saberlo? Ahora mismo hay un Impasse, el país, aguantará casi tres meses de indefinición, total, el poder lo tienen y lo usan de maneras que ni usted, ni yo sabemos, así vivimos casi seis años, un poquito más, no importa. Lo que ya sabemos es que el ejercito dirigirá la Guardia Nacional, pero ¿Será un civil el que tenga la última palabra? Seguiré contándole.