Raúl D. Lorea
@ArqLorea
El pasado 15 de junio ocurrió, una vez más, un lamentable siniestro vial donde un pequeño de 5 años perdió la vida. El incidente ocurrió en San Isidro Miranda, en el Municipio de El Marqués, donde se identificó a la persona que conducía el vehículo y se inició el proceso legal correspondiente.
En la mayoría de estos casos se responsabiliza a quien está al volante, sin embargo, hay que asegurarse de que no haya negligencia de parte de quien era responsable del menor en esos momentos y, por otro lado, revisar el espacio público pues, también incide en este tipo de accidentes. Recordemos el de diciembre Av. Universidad esq. Av. Tecnológico, donde un “mupi” obstruyó la visión de un chofer de QroBus, provocando un atropellamiento.
En nuestro país, la cultura vial está por los suelos, desde que los conductores abusan del privilegio del automóvil, hasta los peatones y ciclistas que se niegan a aceptar algún tipo de normativa que regule su movilidad.
La razón de la negativa es simple y justificada: los peatones son los más vulnerables y primero, se debe regular a quienes van al volante pues tienen mucha mayor probabilidad de quedar ilesos en un accidente.
Se debe revisar si la calle contaba con el señalamiento adecuado, si las banquetas tenían las condiciones óptimas y si el crucero era seguro; para determinar si el espacio público también incidió negativamente para que sucediera el percance.
Mientras se sigan diseñando espacios públicos con perspectiva vehicular (cochista), estos lamentables siniestros se seguirán repitiendo, es urgente contar con personal técnico en los municipios que tenga una visión humana del espacio público para privilegiar a las personas de a pie.