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La corrección política se refiere a la práctica de usar un lenguaje o adoptar posturas que eviten ofender, confrontar o discriminar a una persona o un grupo específico

9 de julio 2024

Mario Maraboto

En la época cuatroteísta es muy común, especialmente entre políticos, intelectuales y empresarios, hablar con “corrección política”, lo que muchas veces llega a entrelazarse con la sumisión por conveniencia, aunque ambos conceptos son diferentes.

La corrección política se refiere a la práctica de usar un lenguaje o adoptar posturas que eviten ofender, confrontar o discriminar a una persona o un grupo específico; es algo más que los “buenos modales” y, en política, su finalidad es quedar bien o no ofender a un adversario o a un superior. En lenguaje popular es “tragar sapos sin hacer gestos”.

Aunque su objetivo inicial era promover la igualdad y la inclusión, puede llegar a ser un limitante a la libertad de expresión por quienes la ven como una forma de recato en el decir, o de censura.

La sumisión se refiere a la actitud que asume quien, por una supuesta corrección política, se somete a la autoridad o voluntad de otra persona, a fin de satisfacer ciertas necesidades o motivaciones como puede ser la autoconservación o el logro de algún objetivo, lo que deriva en lo que podríamos llamar “sumisión por conveniencia.”

La sumisión por conveniencia, especialmente en política, implica no expresar opiniones o principios que puedan generar represalias o desaprobación, y ceder o adaptarse a expectativas ajenas para evitar conflictos o dificultades. Generalmente es necesaria para mantener la armonía en ciertos contextos, a pesar de que derive en falta de autenticidad o en la pérdida de dignidad.

La sumisión por conveniencia normalmente surge por miedo a las consecuencias de no agachar la cabeza, o por la creencia en la superioridad moral o intelectual del otro individuo. Simplemente, por razones prácticas de conveniencia o de interés personal, alguien se somete o acata ciertas normas o situaciones, aunque no necesariamente esté de acuerdo con ellas.

Ejemplos de corrección política hemos tenido algunos en los últimos días. Uno de ellos, cuando en un evento en Torreón, presidido por AMLO y su sucesora, el presidente de Grupo Lala pronunció un discurso en el que exaltó al primero ponderando “su visión como hombre de estado” y a la segunda por su “trabajo arduo, con visión estratégica, con disciplina y firmeza, honestidad y con buenos resultados”. Lo crea así a no, el objetivo es evitar posibles problemas con el gobierno y, eventualmente, obtener algunas prerrogativas.

Un ejemplo de sumisión por conveniencia es el del eterno aspirante a la presidencia, Marcelo Ebrard, quien después de denunciar irregularidades y violaciones en el proceso de Morena para seleccionar al candidato a la presidencia y expresar “no nos vamos a someter a esta señora”, aceptó negociar con la ahora virtual presidenta electa para no quedar mal ni con ella ni con AMLO y, a partir de la firma de un documento sobre el futuro de su partido, expresó: “pues tenemos una visión bastante común, diría yo sobre el futuro tanto del país como de la Cuarta Transformación”.

La corrección política puede llevar a un empresario a obtener ciertos privilegios para la operación de su empresa; la sumisión por conveniencia llevó al político a ser designado Secretario de Economía y no quedar en el olvido, aunque su dignidad quede cuestionada.

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