Pareciera que ambas posturas son válidas, pues, por una parte, el Gobierno municipal busca poner orden al ambulantaje en la vía pública aplicando la ley; por el lado de los artesanos, estos últimos, en aras de lograr un sustento para sus familias, acuden a la vía pública pese a lo ilegal que es, al estar marcado en los reglamentos, y buscan ejercer una actividad que es digna y que no debe ser criminalizada.