Gerontocracia mundial: Roberto Mendoza

Roberto Mendoza

Muchas culturas veneran a los miembros de mayor edad, principalmente porque acumular años por encima del promedio, aún hoy, es difícil. Hay que sortear enfermedades, abusos, accidentes, lograr superar tristezas y euforias además de recibir, de alguna forma, una buena dosis de suerte. Desde hace algunos días se rumoraba que el presidente Joe Biden decidiría lo que este fin de semana se confirmó, no va a buscar su reelección, el intento de asesinato a su rival Donald Trump, prácticamente pavimenta un camino libre para ser el próximo presidente de la nación más poderosa, en muchos sentidos, del mundo.

En un futuro no muy lejano, no más de 50 años, el mundo se enfrentará a un reto nuevo, habrá más adultos mayores que jóvenes, actualmente estamos optando, a nivel mundial por gobernantes cada vez de mayor edad, nuestro país no es ajeno a ninguno de los dos fenómenos. ¿Debería o no preocuparnos? Por supuesto que hay muchas ventajas al escoger a un miembro adulto de nuestra sociedad para que gobierne, pero ¿No estaremos perdiendo la frescura y el empuje de alguien más joven? ¿Qué es mejor, Obrador o Bukele? ¿Trump, Putin o Macron?

¿Preferimos gobernantes de más edad como un reflejo de nuestra sociedad o pensamos que la experiencia está por encima de lo arriesgado del ímpetu y las nuevas ideas? Les propongo que pensemos que no estamos en una gerontocracia sino en el umbral de una nueva forma de vida más longeva, que pronto podremos decir de verdad y sin eufemismos, que se es joven a los 50 años y que ya no aspiramos a tener una “esperanza de vida”, sino que lograremos vivir más y mejor hasta edades por encima de los 90 años. Estamos en la puerta del cambio de perspectiva sobre el concepto de juventud incluso de niñez, si lo logramos, podremos enseñar a las nuevas generaciones posibilidades científicas y prácticas sin tantos candados morales, pero con mejores valores universales.

Estoy convencido que es un excelente momento para ponernos pensar en un futuro mejor y tomar acción, ahora mismo cuando tenemos enfrente –espero- los últimos gobernantes que, por su vejez como nuestro actual presidente, no entienden a las nuevas generaciones con sus procesos diferentes y pensamientos disruptivos, creyendo que el poder se ejerce de manera unipersonal y superemos ya, para siempre, la limitante del género. Es un momento crucial de cambio, uno más que se une a los muchos de los últimos 24 años.