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Si nos aceptamos de esta forma, somos capaces de regularnos y pensar en la justicia, este concepto de lo justo se vio revolucionado y evolucionado con la llegada de códigos o leyes escritas que todos podían consultar, comprender y exigir, evitando así, los posibles abusos de los jueces, sean viejos, jóvenes, con poder o riqueza

30 de julio 2024

Roberto Mendoza

Nosotros los humanos, somos en el sentido más amplio del término, “sabios”. Nuestra denominación, que aceptamos en general, la pensó otro humano, Carlos Linneo, un sueco que nos designó: “Homo Sapiens”. Somos por definición unos animales inteligentes, más que eso, sensatos, cultos y expertos.

Si nos aceptamos de esta forma, somos capaces de regularnos y pensar en la justicia, este concepto de lo justo se vio revolucionado y evolucionado con la llegada de códigos o leyes escritas que todos podían consultar, comprender y exigir, evitando así, los posibles abusos de los jueces, sean viejos, jóvenes, con poder o riqueza. El primer código fue el de Hammurabi, casi dos mil años antes del nacimiento de Cristo, es decir, tenemos leyes escritas desde hace más de 4 mil años.

Ahora en México, estamos discutiendo cómo cambiar nuestro sistema judicial, el cual es muy joven, no mayor a 150 años. En la discusión no se propone cómo vamos a tener mejor y más justicia, no se discute a fondo, cómo todos podríamos garantizarnos leyes más imparciales, neutrales y con razones que nos pudieran hacer sentir que se nos ha reparado el daño que sufrimos y nos transmitieran tranquilidad y confianza.

En los foros de la reforma judicial, no se está analizando y razonando cómo vamos a llegar a tener mejor justicia para todos, sino quién va a impartirla. El motivo que impulsa este cambio, es evitar que los jueces tengan privilegios y respondan a intereses ya sea empresariales, monetarios o hasta obscuros e innombrables.

¿Quién nos va a garantizar que los nuevos jueces, electos por el pueblo bueno y sabio, a corto o mediano plazo, no tengan las mismas prácticas que hoy se quieren evitar o aún más graves? Peor aún, estos cambios se quieren hacer con prisa, bajo el capricho del presidente ¿Será esto, una muestra de nuestra sapiencia, de nuestra sensatez? ¿No será más bien una grosera necedad, un revanchismo estúpido? La muestra más clara de lo grosero, ruin y antidemocrático que puede ser el poder que hoy nos gobierna.

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