Tradicionalmente la inauguración tiene un formato simbólico deportivo con el desfile de las delegaciones participantes y un lado artístico que muestra la cultura de la sede. Siempre había ocurrido esto dentro de un estadio. Paris decidió romper con esta tradición y usó la propia ciudad para hacer un majestuoso y cansado evento. El desfile de los participantes lo vimos a través del Rio Sena y el juramento olímpico se hizo a los pies de la Torre Eiffel. La antorcha olímpica recorrió la ciudad a través del metro, el rio, las azoteas y llegó hasta el Jardín de las Tullerías, donde un globo aerostático se transformó en el pebetero. Me gustó mucho que rompieran con la tradición, me gustó como hicieron lucir la ciudad, pero hubo momentos donde todos los elementos no tuvieron conexión y se tornaba cansado.