Iván Torres/Rotaciones
En cada edición de los Juegos Olímpicos siempre vivimos esperanzados por sumar más y más medallas y no pasa gracias a que el sistema no permite un crecimiento para que México sea una potencia en materia deportiva por encima de otros países que trabajan encarecidamente por tener muchos héroes en varios o todos los deportes que existen en la agenda olímpica.
A pesar de no ser considerada una prioridad para nuestro país y debería de ser hasta un derecho humano, el deporte olímpico se nos ha inculcado gracias a que tenemos el honor de ser el primer país latinoamericano en organizar unos Juegos Olímpicos, quiero pensar que aquel 1968, fue el parteaguas para tener un gusto especial por las competencias que ahí se organizan.
Después de eso, México ha vivido de gratos recuerdos que no por ser gloriosos, dejan de ser pocos; recordamos los logros de Ernesto Canto y Raúl González en caminata y la medalla de plata de Carlos Girón en Moscú ’80, el oro de Soraya Jiménez o “recientemente” el oro conseguido por la selección mexicana de futbol en Londres 2012.
Los pronósticos han sido aventurados para París 2024, la directora de la CONADE, Ana Guevara, habló de 10 medallas, la revista Sports Illustrated condicionó a un máximo de seis preseas para nuestro país, lo cierto es que llevamos cuatro metales seguros y de ahí, lo que venga es ganancia histórica, quedan pocos días y no se ve por donde.
Terminaremos como cada cuatro años, llorando, emocionándonos y esperanzándonos por una medalla. Me queda el consuelo de un dato que creo sería anecdótico, si sumamos una medalla más podríamos ser mejor que Dinamarca, al menos en unos Juegos Olímpicos, eso le gustaría a ya saben quien.