Alejandro Gutiérrez Balboa
Dos inesperados eventos mantienen en tensión al mundo: el muy anunciado ataque de Irán contra Israel y la operación ofensiva de Ucrania invadiendo territorio ruso.
Israel se ha mantenido en una tensa espera ante las amenazas iraníes y el asunto pareciera no tener salida; por un lado, Israel ha estado cazando líderes terroristas apoyados por Irán al igual que científicos encargados del programa nuclear iraní. El último fue el líder de Hamás Ismail Haniya, muerto en la misma capital Teherán, el último día de julio, por una bomba introducida de contrabando y colocada bajo la cama de donde la inteligencia israelí sabía iba a hospedarse.
Israel no puede atacar de manera preventiva las instalaciones donde se almacenan los misiles iraníes que presumiblemente serán lanzados porque muchas de ellas son subterráneas y se localizan en cadenas montañosas muy altas. Varios son refugios blindados de más de 100 metros de profundidad e Israel no cuenta con bombas o misiles que puedan penetrar tanta distancia antes de explotar. Irán cuenta con un vasto arsenal de misiles repartidos en toda clase de almacenes.
Además, una operación de esta naturaleza desencadenaría una guerra abierta con Irán y los costos serían intolerables. Como sea, ataques limitados tienen objetivos muy precisos y no implican ir a la guerra necesariamente.
El segundo evento, el ataque, hasta ahora exitoso, de Ucrania en la zona de Kursk implica una invasión a territorio ruso que no ocurría desde 1941 y ha desestabilizado no solamente a un desprevenido Vladimir Putin, a sus servicios de inteligencia que no anticiparon el ataque, a sus fuerzas armadas que se mostraron incapaces de detener la incursión ucraniana y deja muy mal parada la imagen rusa en el mundo.
Un desesperado Putin habla, señala, acusa, a todo mundo, menos a sus fallos de cálculo y de estrategia, lo mismo que lo hace Maduro y nuestro líder que pronto termina su gestión: meros recursos demagógicos ante las evidencias que todo mundo puede ver y atestiguar. De nada sirven las palabras ante los hechos contundentes.
Lo peligroso es que estos eventos pueden escalar. La alianza de Rusia y China con Irán alimentará la agresividad iraní, mientras Israel mantiene una prudente espera, en tanto termina la labor de limpieza parcial en Gaza, cuyo conflicto continuará.