Los Blanchet/Caldo de Cultivo
Al término del mayor evento deportivo del planeta, los resultados que obtiene la delegación mexicana no sorprendieron a nadie: cinco medallas, ninguna de oro. Y no se trató del peor desempeño mexicano en la historia de las Olimpíadas. En la anterior, Tokio 2020, obtuvimos cuatro -todas de bronce- y ha habido aún peores.
Pero el punto es la confirmación de que México no ha sido una potencia en la materia porque no es, ni ha sido desde ningún sexenio previo, un asunto de interés para nuestros gobiernos y menos para este, marcado por la ‘invitación’, desde la presidencia, a abrazar la mediocridad, a renunciar al progreso y al aspiracionismo, conformándose con un par de zapatos y, si acaso, con un auto modesto. Conminación a ser el país rascuacho y fácilmente controlable de hace medio siglo, pues.
Pero esta mediocridad no sólo es una invitación, sino una imposición efectivamente aplicada a todos los aspectos de la vida nacional, como la educación, la salud y la ciencia (el deporte no podría faltar), en la que los esfuerzos y los recursos son desviados a obras y proyectos no prioritarios y a otras cosas que por ahora desconocemos. Y así seguirá.
La Ira de los Miserables, parte 2
En nuestra columna del 17 de febrero del año 2022 titulada La Ira de los Miserables, describíamos el comportamiento furibundo de los dictadores, autócratas y demás fauna nociva al ser cuestionados o, peor aún, exhibidos en sus corruptelas y atrocidades, como si fueran intocables dueños de los países que desgobiernan.
En este año electoral contemplo nuevamente con fascinación científica por un lado, -e indignación por el otro-, el actual capítulo de la desgracia venezolana, marcado nuevamente por la indignación de su dictador bananero al ser exhibido su recurrente fraude sexenal ahora con pruebas documentales recabadas por la oposición que no ha podido echar abajo hasta el día de hoy, y que la comunidad internacional -excepto los mandatarios coludidos con él-, han aceptado como válidas, presionándolo para dimitir.
Su delirante y babeante discurso que ya no convence a nadie, acompañado por sus acciones represivas criminales hacia los ‘traidores a la patria’ que exigen su salida, es un caso más de estudio académico. Si Maduro aúlla de esa manera es porque le pisaron más de un callo. Así son ellos y hay más como él.
Tan tan
Los Juegos Olímpicos llegaron a su final el pasado domingo, bueno, digamos que la primera parte ya que, por primera vez en la historia, ceden la estafeta a los Juegos Paralímpicos, lo que me parece correcto, ya que la representación que tenemos en los Paralímpicos suele ser incluso, de más orgullo para nuestro país.
Confieso que no estaba muy dispuesta a ver la clausura después de la tan polémica apertura, pero la curiosidad se apoderó de mí y sucumbí a tan esperado evento.
Puedo decir que estuvimos al tanto de algunas competencias en las disciplinas que son más de nuestro agrado, como son: gimnasia, natación, nado sincronizado, tiro con arco, clavados y carreras, pero en la edición de este año descubrimos que ya habían integrado nuevas, como por ejemplo, la escalada deportiva (semejante al rapel) y las competencias de breakdance. Esta última, de deportiva tiene lo que yo de calladita, y se desarrolla a manera de coplas, como las que se echaban Pedro Infante y Jorge Negrete en las películas.
Créanme que si ese ‘baile’ no me atrapó en los ochentas, menos lo concibo como parte de una competencia olímpica, apostando a que si Heracles Ideo (creador de los Juegos Olímpicos), o Zeus o Pierre de Coubertin (fundador del Comité Olímpico) vieran que el breakdance ya es una disciplina olímpica, seguro les daría el “patatús” (enfermedad de amplio espectro inventada por las abuelas mexicanas).
Por otra parte, creo que en la clausura todo comenzó muy bien con la ya conocida y admirada especialidad circense de los franceses, pero claramente se notó un bajón en la parte intermedia al presentarse el mini concierto de la banda francesa de rock Phoenix, la cual no estuvo mal, pero sí fue un claro rellenazo que, pensando muy mal, prefirieron hacer eso y no arriesgarse a otra crítica con algún polémico performance que ya tuvieran preparado. Imagínense. Si para la inauguración se atrevieron a presentar una mofa de La Ultima Cena, capaz de que para el final habrían planeado la burla de la crucifixión.
Lo bueno es que los americanos salieron al rescate con sus clásicos espectáculos tipo Hollywood, anunciando que los próximos juegos serán en Los Ángeles. Aventaron, literal desde las alturas del estadio, a Tom Cruise, al estilo de su famosa saga de Misión Imposible, para ser el protagonista del pase de estafeta. Espectacular.
Le esperamos hoy miércoles a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita la próxima semana aquí…para echarnos otro caldito.
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