Enrique Álvarez

No hay nada peor que estar discutiendo con un ex futbolista y cuando va perdiendo la discusión te diga: “Si no jugaste profesional no sabes de que hablas”.

La admiración que despierta el deporte de alto rendimiento es tal que estos deportistas generan ingresos mucho más altos que ejecutivos con carreras universitarias, y son idolatrados como pocas personas. Pero eso no les da derecho a sentirse dueños de la verdad absoluta en el tema que dominan.

Cuando escucho ese argumento siempre pienso que hay observadores del deporte que saben tanto como el protagonista, y son capaces de comunicarlo mucho mejor que aquel que lo vivió.

Ángel Fernández, José Ramón Fernández, Enrique Bermúdez, Luis Omar Tapia, Christian Martinoli y Álvaro Morales nunca pisaron una cancha de futbol como jugadores profesionales, pero son capaces de analizar y transmitir el sentimiento del futbol mejor que cualquier jugador.

Pero no solo en las transmisiones de TV pasa este fenómeno. En la literatura tenemos grandes autores que sin ser futbolistas logran convertir el balompié en un motivo literario de grandes vuelos. Martín Caparrós, Eduardo Sacheri, Eduardo Galeano o Santiago Roncagliolo, son escritores altamente reconocidos que escriben sobre futbol sin haberlo jugado profesionalmente. En México tenemos dos ejemplos maravillosos: Juan Villoro y Germán Dehesa. Y he dejado para el final al español Javier Marías quien incluso estuvo nominado el premio Nobel de literatura.

Por ello cuando estés con un profesional escucha, aprende y analiza. Pero jamás deseches las ideas de alguien que no es un profesional, pero que incluso puede ser más apasionado de la profesión.