Julio E. Sancliment Martínez*

En agosto de 1867, Juárez era consciente de que Ignacio Comonfort había tenido razón al afirmar, una década antes, que la Constitución del ‘57 no permitía gobernar debido al sometimiento del Ejecutivo frente al Legislativo. Con la necesidad de materializar la reforma social, Juárez decidió apelar directamente al pueblo para que le autorizara a reformar la Constitución, equilibrando los poderes sin seguir el engorroso procedimiento previsto en ella.

Hoy, la reforma judicial ha cobrado fuerza, generando opiniones a favor y en contra. No obstante, es crucial no perder de vista que el énfasis debe estar en mantener la limitación del poder. Una Constitución que toma en serio los derechos humanos debe ser reflejo de la cultura de libertad, igualdad y justicia, así como de la historia y expresiones de la idiosincrasia del pueblo mexicano, tomando en cuenta la experiencia comparada. Si no se integran estos elementos, se corre el riesgo de que deje de ser un espejo de nuestro pluralismo y se convierta en un mero documento del poder en turno.

La reforma judicial debe recordar que la Constitución de los vencedores siempre cae; el queretano Arturo Zaldívar lo sabe porque se lo enseñó don Elisur Arteaga. Además, es fundamental que una Constitución también contribuya a crear una cultura democrática, participativa y de equilibrios. La reforma judicial debe incorporar esa pedagogía para evitar que la Constitución se convierta en una ley más, acaso de mayor jerarquía.

Aunque la maniobra de Juárez fue criticada, la propuesta tenía pedagogía constitucional: la difícil convivencia juarista con el Congreso en 1861 demandaba equilibrar los poderes, fortaleciendo al presidente. Juárez fue derrotado en esa ocasión: ni el Senado ni el veto fueron incluidos. Nuestro presente reformista, al igual que el de don Benito, nos llama a apostar por los contrapesos al idear el papel judicial para evitar que la Carta Magna se aleje más del pueblo.

*Profesor del Departamento de Derecho del Tecnológico de Monterrey, campus Querétaro.