Desde el siglo XVII, existió, en la Parroquia de San Juan Bautista, la llamada Cofradía del Rosario, que era una forma de organización de los fieles devotos de la Virgen del Rosario y que tuvo sus orígenes con la devoción que tenían los españoles que llegaron a esta ciudad después de su fundación.

Recordemos que la Parroquia de San Juan Bautista se creó como una parroquia secular y, ya desde 1575, se tenían datos de su existencia como parte del Arzobispado de México, por lo que dicha parroquia no dependía de ninguna orden religiosa, como sucedía en la mayoría de los curatos del inicio de la época virreinal.

John Chance y William Taylor menciona: “Las cofradías novohispanas, como instituciones, están relativamente poco estudiadas a pesar de la existencia de una cantidad ya significativa de obras y artículos seminales sobre el tema que apuntan a su importancia en eras pasadas, así como para el estudio de los fieles y sus prácticas. Estos establecimientos formados, en su gran mayoría, por fieles, aunque también por curas, frailes y monjas, son comunidades ideales, por su popularidad, distensión territorial y la presencia de todos los sectores de la sociedad novohispana, para estudiar aspectos acerca de la historia del cristianismo, así como de la historia social, política y económica de la Nueva España, época en la que tuvieron su auge”.

De ahí, la importancia de las cofradías y, en el caso la que nos ocupa, la del Rosario, tuvo una gran importancia porque, gracias a ella, se pudo apoyar a la construcción del Convento de la Preciosa Sangre de Cristo de religiosos dominicos, apoyaron a la construcción de la Capilla del Rosario y apoyaron decididamente a la construcción del puente sobre el Río San Juan, que hoy conocemos como Puente de la Historia.

El historiador Jesús Mendoza, nos menciona que esta cofradía tenía tal importancia que, cuando pasó del templo parroquial a los dominicos, se suscitó un conflicto con el párroco del pueblo que pedía su regreso a la sede parroquial.

La cofradía existió de manera permanente hasta la implementación de las leyes de reforma; con la aplicación de estas, desapareció y es hasta mediados del siglo XX cuando, en el Templo de Santo Domingo, ahora parroquia, el padre Juan García, que era rector del templo, vuelve a organizar la Cofradía de la Virgen del Rosario junto con otras asociaciones como la del Santo Niño de Praga, la de Cristo Rey y la de la Virgen de las Tres Aves Marías.

Sin embargo, queda, en la historia, toda la labor que, en la época virreinal, se hizo por esta cofradía tan importante para San Juan del Río.

MT