Alejandro Gutiérrez Balboa
Se lleva a cabo en Chicago la convención del partido Demócrata de los Estados Unidos, tratando de apuntalar la candidatura y las posibilidades de Kamala Harris de convertirse en la primera presidente mujer en el país vecino del norte. Hace un mes, cuando fue la convención Republicana, el panorama era muy diferente, las probabilidades demócratas parecían nulas, con un Joe Biden muy deteriorado tras el debate con su contrincante republicano del pasado 27 de junio y un Trump llevado a las nubes tras el fallido atentado del 13 de julio.
Harris tiene que sobreponerse a varios elementos en su contra para vencer a Trump en las elecciones de noviembre. El propio candidato republicano ha sido inclemente en sus críticas a su contrincante, señalando su gestión como vicepresidente de “fallida” y “desastrosa”.
Si bien Kamala Harris representa un sector fiel y plenamente identificado con los demócratas norteamericanos, eso no le alcanza para derrotar a Trump en noviembre. Sus posturas señaladamente izquierdistas, sobre todo en materia de control natal, reducción poblacional, aborto, ideología de género; así como populistas en cuanto a sus intenciones de mucho gasto público o apoyo económico a las familias, se enfrentan a la decidida oposición de buena parte del electorado norteamericano que prefiere posiciones más de centro o abiertamente de derecha, muy influidos tras el discurso de Trump.
La clave para Harris en esta elección será ganar el centro, en una campaña polarizada como pocas. Además, es de esperarse que lance una serie de ataques a Trump por sus posturas misóginas y por sus planteamientos francamente demagógicos en políticas públicas y política internacional.
Desde afuera, el panorama no es grato. Por un lado, una candidata con posturas encontradas a los valores culturales que parecen prevalecer hoy en Estados Unidos, en temas de libre empresa, defensa de libertades y de la democracia en el mundo. Para el gobierno mexicano actual, siempre será preferible la victoria de Harris.
Por el otro lado, un candidato que promete mucho endulzando el oído de sus simpatizantes, pero que en la práctica aparece como el mejor aliado de los rusos y que puede dar serios golpes a nuestro país en términos de migración.
El 10 de septiembre será el muy esperado primer debate entre los candidatos Harris y Trump. De su resultado se podrá inferir quien tiene mejores posibilidades.