Logo Al Dialogo

El desfile de eventos que la civilización nos ha obsequiado en los últimos dos años, especialmente en este año electoral en países clave del continente americano, nos obliga a hacernos toda clase de preguntas

21 de agosto 2024

Los Blanchet/Caldo de Cultivo

El desfile de eventos que la civilización nos ha obsequiado en los últimos dos años, especialmente en este año electoral en países clave del continente americano, nos obliga a hacernos toda clase de preguntas, pero en especial, aquellas relativas al futuro del mundo en función de la naturaleza humana, dados los resultados a la vista.

Si bien en el siglo XX no se pronosticaba un mundo necesariamente ordenado para el siglo XXI, sí se visualizaba uno por lo menos más organizado, más equitativo, producto del avance tecnológico aterrizado a la vida cotidiana de las masas, de la producción y distribución más eficiente de bienes y servicios y de la información instantánea al alcance de todos.

Pero aunque el avance tecnológico se dio como se esperaba, los esquemas de organización sociopolítica, -agotados ya desde el siglo pasado-, no sólo no muestran avances, sino más bien sorprendentes retrocesos, refrendados por el recargado ímpetu del populismo rampante engañador de crédulos y las tendencias totalitarias. Tampoco han cambiado los esquemas de colusión del poder con el crimen organizado y la consabida capacidad corruptora del dinero.

En el año 1970 el director italiano Enzo Barboni se anotó un hit con la película They Call Me Trinity, protagonizada por Terence Hill y Bud Spencer, quienes encarnaron a un par de hermanos forajidos tahures y asaltantes de caminos en el Viejo Oeste. Al año siguiente, Barboni repitió la divertida fórmula con la saga Trinity is Still my Name, con un guión que superó al primero.

En la trama, al llegar a un pueblo, los hermanos se hacen pasar por agentes federales, llegando a oídos del cacique de la región, quien les ofrece una buena suma a cambio de su silencio cómplice. Ellos aceptan de buen grado el dinero, pero tras una pelea en la cantina, arrestan a un temido pistolero al servicio del cacique y a sus acompañantes, llevándolos a la comisaría. Al cruzar la entrada de esta, el “cherife” impreca al pistolero por su presencia en el pueblo, sin darse cuenta que detrás de él venían sus captores, no quedándole otra que fingir rectitud y encerrarlo, para liberarlo días después.

¿Alguna semejanza con la realidad nacional actual? Lo cierto es que el modus operandi de la clase política no ha cambiado en siglos, por lo que no hay motivos para visualizar un futuro prometedor. Será en otro siglo…tal vez.

Cinismo

Antes del advenimiento de las redes sociales y la información en tiempo real, los gobernantes controlaban la información a través de la censura de los medios formales, que eran prácticamente los únicos que había, para lo que existía un protocolo relativamente fácil de aplicar para acallar esas voces incómodas. Pero a partir de este siglo, la información fluye libremente y sin barreras a través del ciber espacio, resultando prácticamente imposible controlar a esta. Ante esta imposibilidad, la respuesta del poder ha sido el cinismo, que si bien desde los tiempos de Peña Nieto ya estaba en pleno uso, para el actual régimen es una de sus marcas distintivas y requisito indispensable en el diario discurso evasor de la responsabilidad por sus evidentes y deplorables resultados.

Y una de sus destacadas aprendices es, sin duda, la directora de CONADE, la algún día admirada Ana Gabriela Guevara, quien persiste en su altanero discurso tras los justificados cuestionamientos sobre el lamentable papel de México ahora en las olimpíadas de París 2024, del que niega su evidente fracaso y, de manera vulgar, vocifera acerca de cómo hace con su dinero lo que le plazca, para que no quede duda sobre qué grupo es al que pertenece. Buena chica.

Cala

No hemos encontrado la explicación exacta (porque teorías hemos escuchado muchas), del por qué donde quiera que llegamos a vivir, e incluso en los lugares menos imaginados, los felinos siempre están presentes. Somos protectores de todos los animales (menos cucarachas, ni alacranes), pero por los felinos sentimos una especial fascinación y parece que tenemos imán para ellos, siendo que estos animalitos son conocidos como huraños y desconfiados.

El caso es que, durante dos semanas, una pequeña gatita gris, -de raza American Shorthair-,  estuvo rondando nuestra puerta, y por el peligro que representa permanecer en la calle viviendo entre los autos y principalmente a merced de los humanos, decidimos tomar acción en capturarla con una trampa especial, ya que un gatito feral no es fácil de atrapar, aunque parecía que a esta pequeña le inspirábamos un poco confianza.

Los que saben de esto entienden que ello tiene su técnica, y en cuanto escuchamos el “clac” de la trampa, el corazón nos dio un vuelco, sabiendo que volvíamos a la responsabilidad de hacernos cargo de una vida, lo que “supuestamente” habíamos decidido no volver a hacer (sí, ajá), después de la pérdida de Mono-Mono y después de Lord Silvestre, nuestras antiguas mascotas, por el infinito dolor que representa su muerte.

Al momento de ingresarla a casa, Cala estaba asustada y no paró por un rato de luchar para escaparse, aplicando su natural instinto de conservación, pero en el lapso de una hora logró captar que no le haríamos daño y poco a poco, con mucha paciencia, pudimos ganarnos su confianza hasta que nos permitió acariciarle y alimentarla.

Al día de hoy es la más cariñosa y ronronera; ya se desplaza por etapas por la casa, sigue maullando para todo y a alto volumen (dice Marido que porque es gatita y que la féminas no somos precisamente calladitas), y lo más importante para cualquier humano que adquiere un animal: ya aprendió solita a hacer uso del arenero, comportamiento que siempre me ha llamado la atención de los felinos: que inteligentemente entierran sus heces para que los depredadores no los ubiquen. Hasta donde mi conocimiento da, creo que ningún otro animal lo hace, salvo el humano (especie en su mayoría no rescatable ni confiable), pero no por inteligencia, sino porque suele cubrir y enterrar sus vilezas, sin entender que el olor de toda esa inmundicia sale a flote más temprano que tarde.

Deberíamos aprender más de los animales. Nosotros seguiremos aprendiendo de Cala.

Le esperamos hoy miércoles a las 9:00 de la noche en la KJeta por el Canal 10 de RTQ en señal abierta y de cable, y por streaming en rtq.mx. También le recordamos que tenemos una cita la próxima semana aquí…para echarnos otro caldito.

Facebook: @LaKJetaTV

Instagram: la.blanchet

TikTok: @hblanchet

Logo Al Dialogo
CREAMOS Y DISTRIBUIMOS
CONTENIDO DE VALOR
DOMICILIO
Avenida Constituyentes 109, int.11, colonia Carretas.
C.P.76050. Santiago de Querétaro, Querétaro.
AD Comunicaciones S de RL de CV
REDES SOCIALES
Logo Al Dialogo
© 2024 AD Comunicaciones / Todos los derechos reservados