Mario Maraboto
Cada vez que el actual presidente de la República habla para criticar (creo que nunca lo ha hecho para otra cosa, excepto para hacer propaganda), me da la impresión de que se está autocriticando.
En su show mañanero del pasado miércoles pronunció varias frases que parecían dirigidas a sí mismo. Habló de la oligarquía y dijo; “de acuerdo a la definición aristotélica, (la oligarquía) es el gobierno al servicio de una minoría… es el gobierno de los ricos”. Él, quien prometió gobernar para todos y puso por delante a los pobres (“por el bien de todos, primero los pobres”) se ha esmerado en gobernar para una minoría de ricos encabezada por sus contratistas favoritos.
Sobre Carlos Salinas expresó: “entonces, a partir de ahí, como tienen la mayoría, él ejerce todos los poderes, él tiene el control del Poder Judicial, tiene el control del Poder Legislativo, empiezan a modificar la Constitución…”
Al igual que su innombrable, por el voto democrático ha buscada ejercer -y en gran medida lo ha logrado- todos los poderes. Controla el Poder Legislativo y, con la maña de la sobrerrepresentación, busca reformar al Poder Judicial para que el presidente(a) pueda tener control total sobre éste y modificar la Constitución a su gusto.
Criticó a quienes quieren evitar reformas radicales en la Constitución “y pegan el grito en el cielo, porque esa Constitución que ellos hicieron a modo…”. ¿No pretende con sus propuestas de reforma hacer la Constitución a su modo?
A pregunta sobre si ha recibido comentarios de los empresarios, el presidente expresó: “los estoy llamando a que no apuesten a violar la Constitución y que todos nos apeguemos a la legalidad (…) ya basta de estar simulando. Y va a quedar muy claro quién es quién, ya no es tiempo de simulaciones”.
Miren quien habla: un presidente que ha violado la Constitución permanentemente lesionando el estado de derecho, que ha manifestado que “no me vengan con que la Ley es la Ley” y, desbordado de soberbia, ha dicho que “mi autoridad moral está por encima de la Ley”. En lo que sí tiene razón es al decir que basta de estar simulando; a la gran mayoría de los mexicanos les ha quedado claro quién es quién.
En cada show logra hacer resonar en sí mismo lo que dice de otros. Al día siguiente dijo tres cosas que parecen referirse a la actualidad y no al pasado:
“Antes no sólo había corrupción (…) sino había impunidad, se cubrían unos con otros.”
“No olvidemos que hace relativamente poco se padeció de un narco-Estado…imagínense que el secretario de Seguridad Pública del gobierno federal está acusado de proteger a narcotraficantes.”
“lo que piden de manera descarada, abierta, es: ‘viólese la Constitución’. ¿Y eso es democrático?”
Y el viernes comentó sobre las declaraciones del Embajador de EU: “no aceptamos injerencismos (palabra inexistente), no aceptamos que ningún representante de gobiernos extranjeros intervengan en asuntos que sólo nos corresponden resolver, dirimir, a los mexicanos”.
Evidentemente oculta que la corrupción y la impunidad se incrementaron en su sexenio, que con sus abrazos ha protegido a los narcos, olvidó las veces que ha violado continuamente la Constitución y que, en abierta injerencia, ha opinado sobre otros gobiernos como Perú y Argentina, interviniendo en asuntos que sólo corresponde dirimir a los peruanos y a los argentinos.
¿Seguirá esos pasos la próxima presidenta?