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Tengo la impresión de que los últimos gobiernos han equivocado el diagnóstico. Específicamente, AMLO pensó que dar dinero a los jóvenes los alejaría de la delincuencia organizada; la nueva presidenta piensa igual

8 de octubre 2024

Mario Maraboto

En su primera reunión con medios de comunicación, la presidenta Sheinbaum insistió en lo que desde su antecesor se decía sobre el combate a la violencia y la inseguridad: “Es atención a las causas, vamos a seguir trabajando con las y los jóvenes, con Jóvenes Construyendo el Futuro…”.

Tengo la impresión de que los últimos gobiernos han equivocado el diagnóstico. Específicamente, AMLO pensó que dar dinero a los jóvenes los alejaría de la delincuencia organizada; la nueva presidenta piensa igual y pierde de vista que muchos jóvenes son secuestrados para reclutarlos en grupos delictivos y que, los que ya están, ganan mucho más que una beca o la dádiva de “jóvenes construyendo el futuro”.

En marzo de 2016, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) identificó algunas fuentes o factores que detonan la violencia en México de años atrás.

Entre ellos: la corrupción y la impunidad (problemas añejos), que han permitido a los grupos criminales establecer estructuras de poder paralelas y actuar coludidos con las autoridades, especialmente en zonas rurales. Junto a éstas figura la impunidad persistente; si los delincuentes no son atrapados por aquello de los abrazos, o quedan libres mediante acuerdos y/o sobornos, alientan a otros a seguir delinquiendo, lo que genera una espiral creciente de corrupción, impunidad y violencia.

Otro factor, según la CIDH es la desigualdad económica especialmente en los sectores más vulnerables y marginados de la población; asimismo influye el constante tráfico de armas ilegales que llegan a manos del crimen organizado y derivado de ello, un ingrediente más fue la formación de autodefensas, desesperados por la ineficacia de las autoridades, aunque algunos también asumieron la violencia.

Impunidad y corrupción han generado una “diversificación” criminal: no sólo trafican drogas, también asesinan, extorsionan, secuestran, roban, ejercen “cobro de piso”, controlan rutas de migrantes, la trata de personas y el tráfico de armas, más lo que se les ocurra o les permita el gobierno.

La presidenta habló en esa primera reunión con medios de “fortalecer la inteligencia y la investigación”. Ojalá que el plan de seguridad que presentará hoy identifique las causas reales de la violencia para intentar frenar la injerencia del crimen organizado en los diferentes niveles de gobierno.

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