“Puesta de Castilla” una fonda en la céntrica Calle del Biombo -hoy calle 5 de Mayo-, atendía a los parroquianos de la ciudad. Siendo la ‘La Carambada’ su administradora, en realidad era un lugar estratégico desde donde la bandida con el pretexto de servir a los demás, buscaba armonía interior, liberándola de sus pecados. Los más necesitados, acudían al final del día para recibir lo que ellos consideraban una bendición, al llenar en parte, los estómagos vacíos. Pero además, mañosamente ‘La Carambada’ lo tenía todo planeado, pues al platicar con algunos de estos menesterosos, se enteraba de las noticias o chismes de zutanos y perenganos, información que eventualmente le serviría para sus oscuros planes. Esta inteligencia nata en Leonarda, su abuela Francisca siempre se la reconoció como virtud: “Más vale que sea así y no una tonta dejada” se decía la abuela. Así, redondeando una imagen de inocencia, además de que le resultaba terapéutico, se sumaba el hecho de que a Leonarda le gustaba cocinar, cualidad que hacía que sus comensales salieran felices de su local. Ante la comunidad, todos justificaban la procedencia del dinero que lucía la propietaria al verla atender a clientes de todos sabores y colores. Era una actividad limpiecita, lejana de algunos aficiones nocturnas como el bailongo, el trago, los cantineros propios de un universo negro pero que además, manejaba con éxito.