A diferencia del Gobierno anterior, el actual carece de recursos para atender pendientes, apoyos sociales, obra, servicios, compromisos, proyectos y, además, el déficit. Se desecaron fondos y fideicomisos, se desmontaron estructuras sin asegurar nuevas y, ahora, el presupuesto proyectado exige enorme esmero y disciplina en el ejercicio
del gasto.