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Queretanas digitalizan y rescatan legado artesanal

Queretanas digitalizan y rescatan legado artesanal
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Indígenas producen sin cesar diversos artículos, ropa y bordados de los trajes típicos del Estado. Se resisten a sucumbir por la pandemia y preservan la cultura ancestral Gonzalo Flores Las artesanas de San Ildefonso, en Amealco, aprendieron a adaptarse a los tiempos complicados. La pandemia por COVID-19 generó que no haya visitantes en la comunidad, … Leer más

Héctor Quispe
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8 de marzo 2021

Indígenas producen sin cesar diversos artículos, ropa y bordados de los trajes típicos del Estado. Se resisten a sucumbir por la pandemia y preservan la cultura ancestral

Gonzalo Flores

Las artesanas de San Ildefonso, en Amealco, aprendieron a adaptarse a los tiempos complicados.

La pandemia por COVID-19 generó que no haya visitantes en la comunidad, así como el cierre de todos los espacios donde se distribuye su trabajo en la capital queretana y exposiciones donde eran invitadas tanto en el Estado como fuera de él, situaciones que las han llevado a experimentar una baja de ventas de hasta el 95 por ciento. Su respuesta fue adaptarse al mundo digital con sus productos.

Genoveva Pérez Pascual está a cargo del taller Casa de Madera en San Ildefonso. Trabajan a su lado Juana Pérez Pascual, Carolina Julián Pascual y Anahí Julián Pascual.

Son productoras de una gran variedad de artesanías, incluidas las famosas muñecas Lelé y que además le compra a más de 50 artesanas de la zona sus trabajos como tiras de bordados que son parte de los trajes típicos del lugar. Generan su propia economía.

“La contingencia sí nos afectó, para los que producimos no hay venta y aparte no viene el turista y los que están en redes sociales son los que están vendiendo, por eso entramos a las redes y, aunque casi no sabemos nada de eso, es un medio para que tengamos ventas de los productos que hacemos”, contó Genoveva para AM de Querétaro.

Todas las artesanas se dedican al bordado desde niñas. El taller Casa de Madera se especializa en las muñecas Lelé con distintas vestimentas y tamaños (la más grande mide casi 2 metros), que es conocida en su lengua ñhöñö u otomí como ‘dönxu’.

También producen trajes tradicionales, cojines, manteles, cosmetiqueras, fajas, morrales, tortilleros, servilletas, bolsas, blusas, guayaberas, entre un largo etcétera.

“Ahora vendemos pero muy poco y ya no alcanza a pagar a tantas artesanas su trabajo”, comentó. “Si no sale, no hay como pagar la mano de obra, son más de 50 señoras y nos traen bordados por dos mil o tres mil pesos que tenemos que pagar y ya no podemos”.

CUBREBOCAS, A LA BAJA

Hace un año, cuando inició la pandemia por COVID-19, las artesanas de esta comunidad de Amealco no se imaginaron que los cubrebocas serían parte de su gama de productos, aunque comienza a bajar la demanda.

“Después de un año no se venden tanto”, explicó.

Dentro del taller, sobre una mesa está lo que queda de esa producción donde todavía hay cientos de piezas con diferentes tipos de bordados con costos que van de los 70 a los 120 pesos, dependiendo de los materiales utilizados.

Su flujo económico, en años anteriores a 2020, se sostenía gracias a que entregaban mercancía al Fondo Nacional para el Fomento a las Artesanías (Fonart), a la Casa de las Artesanías en la Capital, así como en tiendas en otros estados. También generaban venta a través de exposiciones a las que eran invitadas tanto en otros municipios del Estado como en distintos estados del país.

“Algunas de esas tiendas están cerradas o tienen horarios más limitados. Les ofrecemos productos pero nos rechazan porque no hay venta”, dijo.

TRANSICIÓN OBLIGADA

Desde el viernes de la semana pasada, este grupo de artesanas ya comenzó con la publicación de sus productos a través de la página de Facebook ‘Artesanas de San Idelfonso Tultepec’

Genoveva reconoció que no fue fácil, porque desconocen a fondo el mundo de las redes sociales, aunque esto no es un impedimento para aprender y están dispuestas.

Además, aunque sí hay empresas que ofrezcan el servicio de Internet en San Ildefonso Tultepec, la señal es intermitente y los costos son muy altos para ellas, expuso.

“Sí hay empresas pero no hay señal y una compañera de nosotras era la que nos quería ayudar a hacer la página, pero nos daba miedo pero nos dijo que ya era hora de hacerlo porque sino no íbamos a vender nuestras artesanías”, explicó y comentó que sería importante contar con apoyos para recibir talleres donde pudieran aprender más sobre el mercado digital.

“Nos interesa que nuestro trabajo salga, no estamos pidiendo dinero sino que nos compren lo que nosotras hacemos”, reiteró Genoveva.

“ACÁ TRABAJALA MUJER”

Las mujeres artesanas de esta localidad han padecido la falta del apoyo de sus parejas. Además de heredar el arte del bordado de sus madres, abuelas y bisabuelas, ellas son el sostén de sus familias. Son las que apoyan a sus hijos e hijas con las actividades escolares que ahora son a distancia, son las encargadas de preparar de comer e incluso se hacen cargo de sembrar maíz y frijol y la crianza de animales para su sustento.

“La mujer es la que trabaja, los maridos, según, se van a trabajar y regresan sin dinero y la mujer es la que se queda con las obligaciones de toda la familia, a cargo de la casa, los hijos, los animales, la siembra, es la que se encarga de todo, es la que se queda al frente. Los maridos salen con el vicio o se van a trabajar y ya no regresan, pero gracias a eso es que se han conservado las costumbres y tradiciones. Los papás no son responsables”, dijo Genoveva y asintieron todas, mientras seguía cada una con su respectivo tejido.

APOYOS MUNICIPALES

Aunque reconocen que a través del Municipio de Amealco se promovieron apoyos para la comunidad de artesanos, en Casa de Madera no pudieron acceder a ellos porque no cumplían los requisitos solicitados o por no tener algún documento a la mano, cuenta Carolina Julián.

Además de apoyos económicos, a fines de febrero de este año, desde la administración municipal se entregaron máquinas de coser a 85 grupos de artesanos de todo la demarcación con el propósito de que cuenten con el material necesario para trabajar sus artesanías. Los beneficiados fueron personas de San Ildefonso Tultepec y Santiago Mexquititlán.

No obstante, Genoveva reconoció que el problema no es la falta de productos sino de ventas.

Genoveva habla bien, con voz firme, sin perder la sonrisa mientras cuenta las vicisitudes por las que sus colegas y ella debieron pasar a causa del coronavirus. FOTOS: YARHIM JIMÉNEZ

 

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