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Opinión: La crisis como catalizador político

La semana pasada, Donald Trump demostró el poder increíble que tiene el presidente de los Estados Unidos para crear una de esas crisis con el asesinato del general de división iraní Qasem Soleimani en Irak Charles M. Blow Últimamente, sin importar dónde esté, me veo acribillado con preguntas sobre quién tiene más probabilidades de quedarse … Leer más

La semana pasada, Donald Trump demostró el poder increíble que tiene el presidente de los Estados Unidos para crear una de esas crisis con el asesinato del general de división iraní Qasem Soleimani en Irak

Charles M. Blow

Últimamente, sin importar dónde esté, me veo acribillado con preguntas sobre quién tiene más probabilidades de quedarse con la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos y quién es probable que gane la presidencia.

Siempre digo que no sé, que en este momento no hay manera de saberlo, pero suelen responder: “Bueno, tú sabes más que yo”.

Sí, sé lo suficiente como para saber que en estos momentos las predicciones son ociosas e irresponsables. Hay tantas piezas en movimiento que podrían tener un impacto directo y significativo en la contienda y no tenemos idea de qué pasará con ellas, como sucede con los casos que van avanzando en los tribunales y el juicio político.

Además, también hay cosas que no podemos predecir, como una crisis nacional o internacional.

La semana pasada, Donald Trump demostró el poder increíble que tiene el presidente de los Estados Unidos para crear una de esas crisis con el asesinato del general de división iraní Qasem Soleimani en Irak.

https://twitter.com/AndresPerSa/status/1214716918885732352

Hasta ahora, no hay manera de saber qué motivó a Trump para ejecutar esa acción. El Gobierno ha declarado que había una amenaza inminente de Soleimani, quien estaba planeando activamente ataques contra los intereses estadounidenses. No obstante, como informó la cadena CNN, “la falta de pruebas proporcionadas a los legisladores y la gente ha alimentado un escepticismo persistente respecto a que el ataque haya tenido una buena justificación”.

Eso, aunado al hecho de que este mandatario miente constante e indiscriminadamente y a que en estos momentos está aferrado a sus mentiras en relación con sus esfuerzos para extorsionar al presidente de Ucrania, hace que sea difícil de creer cualquier cosa que dice.

Sin importar cuál sea el razonamiento de Trump, al menos por el momento ha logrado cambiar el discurso.

Las conversaciones sobre el juicio político han cedido un poco a medida que las columnas periodísticas y los análisis de las noticias televisivas se ajustan para incluir cobertura sobre el ataque, los temores de que haya una represalia iraní y la pregunta más amplia sobre qué significa esto para nuestros intereses y nuestros aliados en el Medio Oriente.

Los candidatos demócratas que están en campaña ahora debaten sobre el episodio iraní además de los servicios médicos, un tema que ha llegado a definir la contienda.

Mientras todo esto sucede, los electores ven a los candidatos a través de un lente distinto. Es posible que los aspirantes considerados fuertes en temas de política interior no gocen de la misma reputación en política exterior.

Estas crisis inesperadas pueden trastocar por completo una campaña presidencial.

Por ejemplo, recuerden cómo el colapso de Lehman Brothers y el estallido de la crisis financiera alteraron por completo la contienda presidencial en 2008.

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La gente estaba aterrorizada; parecía que cada día había peores noticias en el sector financiero, pues cada reporte era peor que el anterior. Este temor y pánico se volvieron parte del cálculo electoral y Barack Obama se benefició por su capacidad de mantener la calma bajo presión.

Mientras que John McCain suspendió su campaña para regresar a Washington, una estrategia que se interpretó más como un espectáculo que como un acto de prudencia, Obama se negó a hacerlo, diciendo: “Me parece que va a ser parte del trabajo del presidente poder lidiar con más de una cosa a la vez”.

Los electores y los medios vieron la diferente forma de responder a la crisis de los dos candidatos y su suerte cambió.

El Centro de Investigación Pew reportó que:

“Los datos del Centro de Investigación Pew para analizar el tono y el enfoque de la cobertura mediática a lo largo del último tramo de esa elección mostraron que la cobertura cambió de manera drástica a mediados de septiembre de 2008 para concentrarse en la crisis financiera y que el discurso mediático criticó cada vez más al candidato republicano John McCain. Durante ese mismo periodo, nuestros datos de encuestas de opinión pública indicaron que lo que había sido una contienda muy cerrada entre McCain y Obama antes del derrumbe de Lehman se convirtió en una competencia con una sólida ventaja para Obama en las semanas siguientes”.

Las contiendas presidenciales pueden cambiar por cosa de nada o por una pérdida de 10 billones de dólares en la riqueza de los hogares estadounidenses.

La crisis financiera ocurrió relativamente cerca de la elección de 2008. Este año, todavía nos quedan diez meses.

Habrá tantos giros y cambios que es imposible saber qué pasará.

Por ejemplo, para junio, esperamos al menos cinco fallos importantes de la Corte Suprema. Según Adam Liptak de The New York Times, están relacionados con cuestiones importantes que podrían cambiar por completo la conversación y, yo añadiría, ocasionar una crisis cultural. Se trata de casos que decidirán si la Corte limita los derechos al aborto e incluso vuelve a analizar el caso Roe vs. Wade, si Trump puede retirarles la protección a los ‘dreamers’ y si las leyes de derechos civiles se extienden para proteger a la comunidad LGBT.

Además, no podemos predecir la gravedad del próximo tiroteo masivo ni quiénes serán sus víctimas. No podemos saber qué desastres naturales se avecinan ni cuál será la respuesta de Trump o sus opositores demócratas.

No podemos saber nada de eso. Por ende, no podemos estar seguros de qué candidato sería el mejor contrapunto para Trump a la hora de tener que lidiar con esos temas.

Entonces, este es mi consejo para los demócratas: dejen de preocuparse. Preocúpense por lo que pueden controlar y decidan con los conocimientos que tengan cuando emitan su voto. El futuro, como siempre, se hará cargo de sí mismo. Un candidato sólido y completo será capaz de responder ante cualquier crisis. Esa es la naturaleza de la presidencia.

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