Seth Pérez

Desde la guerra hasta conflictos civiles como simples manifestaciones, generan un saldo climático que no se tiene a quien cobrárselo. La simple quema de autos, llantas o cualquier otro derivado del petróleo como elemento de protesta, tiene un costo al medio ambiente que se queda en el planeta. Cuando se disipa el humo no significa que desaparece. ¿Quién pagará este costo?

Al pasar un conflicto armado se destinan muchos recursos para la reconstrucción de las ciudades. Los procesos llevan años porque implica quitar escombros, construir edificios, crear o poner en pie infraestructura y reparar los servicios de agua, luz, etc. Las toneladas de desechos son simplemente enterrados con todo tipo de materiales que difícilmente se podrán manejar adecuadamente. ¿Existen otras formas de solución?

Los efectos de agua contaminada, polución global, menos recursos energéticos se suman a las perdidas de vidas, al dolor que deja la guerra y el costo de reconstruir. La calve es evitar el camino de la violencia ante un conflicto y encontrar formas no violentas para abordarlos. En estos días de reflexión conviene observar si los conflictos cerca de nosotros pueden encontrar vías de solución sin violencia ¿Usted qué opina?