Hace unos días, me enteré de un caso de una señora, de casi 70 años de edad, que se enfrentó al auto-descubrimiento. Confrontó que hoy tiene la mayoría de edad. Seguramente la señora estaba muy consciente de su edad, y tal vez no contaba con las consecuencias que el paso del tiempo había traído a su vida. Posiblemente hoy está descubriendo que su cuerpo le está pidiendo dejar de realizar algunas actividades que venía realizando desde hace ya un buen tiempo atrás
El caso fue, que llegando al banco, estaciona su carro, y éste se le va hacia atrás. La lógica me dice que fue por no poner el freno de mano. La unidad se detiene en un poste, no habiendo lesionados, gracias a Dios. El recuento de los daños se limitó a un par de fierros torcidos y un poste sacado de onda, pues lo atropellaron, cuando él solo se encontraba deteniendo el cableado. ¡Ah! y el mega susto de la señora.
Posiblemente pase por tu mente que eso, le puede pasar a cualquier persona no importa su edad. Y si es cierto. Ahora ¿Con qué frecuencia se encuentran las personas mayores en situaciones similares? ¿Cuáles son los indicadores que la persona debe de observar, y en qué momento se debe de dejar de hacer ciertas actividades? ¿Qué si es permitido y qué ya es necedad?
Lo que me llevó a escribir este artículo es compartir cuáles son esas cosas que las personas mayores enfrentan en su día a día. En esta edad se encuentran nuestros padres, abuelos, tíos, amigos, etcétera. ¿Cómo y cuándo es la confrontación y aceptación hacia la realidad? ¿Cuándo se acepta que la realidad es más acelerada que su propio cuerpo? Esto son algunos datos que encontré y te quiero compartir.
Una sexta parte de las personas mayores son hipertensas y diabéticas y no utilizan medicamentos ni se controlan adecuadamente. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSALUT 2006) informa que casi la mitad de los adultos mayores carecen de seguridad social, y que 2 por ciento padece de desnutrición; más de la mitad tiene sobrepeso y obesidad, una cuarta parte son hipertensos diagnosticados y casi una cuarta parte, diabéticos. Los resultados muestran que los adultos mayores en México tienen un estado de salud y nutrición inadecuado.
A medida que avanza la edad, las personas adultas mayores sufren una serie de cambios asociados con su propia funcionalidad para realizar tareas cotidianas. Comienza a ver pérdida de fuerza, lo cual conduce a diversas formas de discapacidad y dependencia. Entre éstos se encuentran las dificultades de movilidad que hacen necesario el apoyo en bastones, andaderas o sillas de ruedas, disfunciones sensoriales como fallas en la visión, cataratas y fallas en la audición, por lo que requieren anteojos y aparatos auxiliares para oír. También destacan los problemas bucodentales, como dentaduras incompletas que requieren ser reemplazadas por postizas.
El paso de los años aumenta el riesgo de sufrir caídas, especialmente en personas que presentan una disminución importante de la masa muscular. Esta última obedece en parte a la falta de actividad física, ya que conforme avanzan en edad, los adultos se vuelven más sedentarios. A los 80 años de edad, una mujer puede haber perdido hasta 40 por ciento o más de la masa muscular que tenía a los 30 años. Fuente (http://www.clikisalud.net/guia-de-salud-para-mujeres-de-70-anos-y-mas/).
Con esta información te invito a observar a nuestras personas mayores con amor, con empatía, como inversión en el terreno del mañana. Si, hoy llegas a la conclusión de que los viejitos/as son necios, son personas aferradas a una realidad antigua y a una riqueza de la cual hoy no contamos. Te invito a que te des la oportunidad de sumar, de preguntar y crear. Pregúntate ¿Qué puedo hacer hoy por ti, desde mi trinchera? ¿Cómo te ayudo para que tu autoestima no se destruya y creemos en la suma de generaciones? Enséñame a acompañarte, tú eres el adulto y yo el joven, enséñame a escuchar y a espejarme ¿Cuáles son las cosas que no he resuelto en mí, que hoy veo en ti y me confrontan? Cuando estas en paz, la vida es hermosa, cuando las preocupaciones te invaden el foco se pierde.
Imagina las preocupaciones de las personas adultas mayores e invítala a sumar a tu juventud. Si estás resuelto/a, suma si tienes que trabajar algo porque estás enganchado/a resuelve, y si quieres compartir, simplemente comparte. Aprende de aquellas personas que tiene algunos kilómetros delante de ti. Aprende de su historia y construye tu futuro poniendo tus barbas a remojar. Desde mi corazón antiguo y viejo. Feliz fin de semana en compañía de gente sabia, de gente mayor.
Por: Ely Machado
E-mail: [email protected]
La autora es master Coach
