Miguel Ángel Flores/Lo bueno, lo malo y lo peor
LO BUENO
La prosperidad, la tranquilidad, las oportunidades, la calidad de vida y muchas otras cosas más, han posicionado a Querétaro como la entidad más atractiva en el centro del país para trabajar, vivir, invertir y desarrollar empresas. Las políticas implementadas desde Gobiernos anteriores sentaron las bases para que el “caso Querétaro” sea usado como ejemplo de lo que sí se debe hacer a nivel nacional o en otros estados, para crecer y mejorar. Ese enfoque no se puede perder y las agendas de los candidatos en campaña no pueden omitir las bases y las reglas de cómo llegar y cómo mantener el éxito de Querétaro.
LO MALO
Querétaro ha sido víctima de su propio éxito. El enorme empuje en la inversión y generación de empleos se combinó con la atracción de miles de personas que eligen a Querétaro como su nuevo hogar. Las ciudades crecen, la mancha urbana se expande y la demanda de servicios es cada vez mayor. Mucha de la planeación no estuvo a la altura de las necesidades para prevenir y planificar el crecimiento ordenado. Los candidatos a las alcaldías lo saben, una visión metropolitana es urgente y necesaria para “jalar parejo”, solamente los candidatos del PAN en Querétaro, El Marqués, Huimilpan y Corregidora lo tienen, falta esa visión en otras regiones del estado como San Juan del Río, Tequisquiapan y Ezequiel Montes; o en los cinco municipios de la Sierra Gorda.
LO PEOR
Hace poco más de una década Querétaro era la capital aeroespacial de México, peleaba los primeros lugares en seguridad, mantenía las mayores tasas de empleabilidad, de generación de empresas, de estabilidad y paz laboral… no se puede exigir menos. Quienes hoy buscan algún cargo de elección popular no pueden caer en el conformismo de pensar que las cosas están bien en Querétaro comparados con Guanajuato, Michoacán, o Tamaulipas; no basta decir que “en otros estados están peor” para justificar lo que no se está haciendo bien en Querétaro. Esa visión no es de progreso, un candidato que pretenda gobernar evadiendo responsabilidad, tampoco es sano.